El tobogán, la hamaca, un paseo por la feria y la biblioteca. Desde fines de 2018 la región cuenta con una biblioteca móvil, un dispositivo que sale en busca de los y las lectoras, se instala en el parque, recorre los pueblos, se mete en las escuelas y llega hasta las casas. Su creadora y promotora, Elizabeth Arroyo, es una docente inquieta, profesora de música y bibliotecaria. “En febrero de 2018 me recibí de bibliotecaria en instituciones educativas, en el Instituto de Formación Docente y Técnica N° 8 de acá de La Plata. Una profesora muy apasionada que tuvimos, que se llama Luz Fernández Trillo, nos hablaba de la experiencia de bibliotecas en espacios públicos en Colombia. Ahí un poco ese bichito me picó, la idea de una biblioteca en un espacio público”, cuenta a La Pulseada.
Y picó fuerte. Una caja en la que había ido guardando los libros que su hija dejaba de leer fue suficiente como primer paso. “Se fue gestando de a poco la idea, que tiene que ver con pensar en las oportunidades propias de acceso a la lectura, a la cultura y a la educación y decir ‘¿de qué manera puede trascender esto que recibí yo?’. Y recibí mucha empatía de parte de mucha gente que hizo posible que lo concretemos”. Una amiga que donó el gazebo, otro que diseñó un logo e hizo el banner, donaciones de libros, descuentos en editoriales y el empujón final de haber ganado la beca Creación del Fondo Nacional de las Artes ayudaron a concretar el proyecto.
El Parque San Martín se convirtió en su primer salón de lectura y la BiblioMóvil fue convocada a ser parte del corredor de la feria artesanal. Lo que siguió fue generar un marco formal que les permitiera sacar permisos para instalarse en espacios públicos, convocar socios o recibir las donaciones o subsidios que pudieran gestionar. La Fundación La Farola de las Diagonales se terminó de concretar en los papeles dos años después de la primera salida al parque y la integran, además de Elizabeth, su marido Ricardo Peluffo y otra bibliotecaria, María Laura Zenjo.
“En lo cotidiano no dejamos de funcionar como una familia, mi marido, mi hija y yo estamos los tres a la par a la hora de salir. María Luz se ha mezclado entre los chicos que llegan a la biblioteca y les ha leído. Con el tiempo supe de un proyecto que se llama líderes cuenta cuentos y sin saberlo, sin tener ese marco teórico, ella lo fue. Llegaban otros nenes y le pedían ‘¿me lees?’, y era un par leyendo a otro que leía un poco más lento; o a chicos más chicos, y tenía un poder muy especial que una niña llegara con la lectura a los chicos que visitaban la biblioteca”.
Las fronteras se extendieron rápidamente para La Farola. “Salimos acá en La Plata todo 2019, y justo antes de que se cortara todo con la pandemia, en febrero del 2020, se hacen los corsos en Gómez. Nosotros vamos muy seguido para allá y se da esto de que los corsos recorren los pueblos más chicos también (Altamirano, Jeppener) y en ese contexto se hacía la feria de emprendedores de la zona y nos comunicamos para ver si nos podíamos prender. Lo de la feria siempre es interesante porque la gente va de paseo, en plan familiar, fue una experiencia hermosa”.
“El campo” fue también la posibilidad de volver a salir después del paréntesis del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, cuando la pandemia comenzaba a dar un respiro pero las medidas se sostenían. “Nosotros siempre salimos con permiso de uso del espacio público, pero a fines de 2021, incluso con las clases iniciadas, la Municipalidad no nos dejaba salir con la biblioteca. Entonces llamamos a Gómez y preguntamos si estaban interesados en que fuéramos. Fue re lindo encontrarnos con la reacción de la gente que va a estar afuera, a buscar un lugar tranquilo, relajado, disfrutando de salir a una actividad al aire libre y de golpe encontrar una biblioteca itinerante: ver la sorpresa, la alegría, el regocijo de ese encuentro con los libros”.
La Farola recibe todo tipo de donaciones de material bibliográfico, y a lo que no es pertinente para su colección le encuentra destino. El andar la llevó a aportar materiales a escuelas, acercarse a centros de jubilados o llevar libritos puerta a puerta. El trabajo voluntario acompañado de “la sensibilidad, el corazón en el campo y en los lugares alejados de oportunidades y un fuerte trabajo de difusión” son el motor de una propuesta que busca “estar para lo que se necesite”.
Más fuertes que el miedo
Un libro que nos sumerge en las emociones. Un libro álbum con suspenso, que habla del miedo. Al comienzo, un enorme libro cerrado se nos muestra y el protagonista, un niño que narra en primera persona, nos dice que dentro de ese libro viven dos cocodrilos grandotes, horribles, de garras afiladas, de bocas espantosas y de incontables dientes. Al protagonista, le dan mucho miedo los cocodrilos, los que ve en el zoológico, en la tele o en una simple ilustración. Tanto miedo, que con sólo ver uno, a la noche tiene pesadillas. Por eso no abre ese libro. No le tiene miedo a ninguna otra cosa. Reconoce que hay gente que le teme a la oscuridad, a andar en bicicleta, a los payasos, a estar solo… pero él, le tiene mucho miedo, sólo a los cocodrilos.
Dentro de este libro viven dos cocodrilos ofrece una propuesta visual rica: fotografías de objetos hechos de tela, cartones pintados, papeles, se combinan con dibujos que, a su vez, se integran a la propuesta como un objeto más, en una variedad de texturas, colores y sombras, dándonos la sensación por momentos de que estamos dentro de una maqueta.
La editorial en su catálogo lo recomienda para el primer ciclo de la educación formal, ya que está escrito en letra imprenta mayúscula y se trata de un libro álbum con frases cortas que facilitan el trabajo a los primeros lectores.
Pero los miedos no pertenecen sólo al universo de los más pequeños. Sobre el final, las autoras, consiguen con pocas palabras y escasos pero contundentes elementos visuales, acercarnos respuestas, distender la tensión y hasta sacarnos una sonrisa. ¿Será que llega un momento en el que no necesitamos esos miedos y nos damos cuenta de que somos más grandes y más fuertes que ellos? Eso dice la mamá del protagonista. “¿Será así?”.
Elizabeth Arroyo