“En América Latina surgen nuevas ideas de resistencia”

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Stella Calloni conversó con La Pulseada sobre el proceso de integración regional promovido por los gobiernos populares y el actual avance neoliberal que, por ahora, lo vuelve a truncar. Habló de la singularidad de nuestro continente, y de la lucha de estos últimos 15 años, que “marcarán nuestra vida para siempre”

Por Leo Coda

La última publicación de la periodista y escritora Stella Calloni es “Mujeres de Fuego: Historias de Amor, Arte y Militancia”, un libro en el que reúne diálogos con la intelectual colombiana Gloria Gaitán, la luchadora comunista argentina Fanny Edelman, la líder comunista chilena Gladys Marín y la ex primera dama francesa Danielle Mitterrand. También con la escritora brasileña Nélida Piñón, la guatemalteca y Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, la combatiente salvadoreña Nidia Díaz, la madre uruguaya Sara Méndez y la poetisa argentina Olga Orozco. Además, la edición se completa con tres grandes historias de amor, arte y militancia: las de Manuela Sáenz, Frida Kahlo y Rosario Castellanos, mujeres que dejaron llamas a su paso.

Calloni dice que se trata de “mujeres latinoamericanas de éste y de otros tiempos” que “representan historias maravillosas”. Las eligió porque “son mujeres que tienen mucho que decir y que darnos”, y porque “son las que construyen la verdadera historia, aunque se las invisibilice”.

–¿Considera que en esta etapa son los movimientos de mujeres los que hacen mover la rueda de la historia?
–Son las que están más preparadas en este momento, la base sólida de la sociedad. Recuerden la rebelión antineoliberal en la década del 90 y principios de 2000… en todas partes la mujer estuvo haciendo un papel excepcional. Siempre es la que más golpea. Ahora, cuando el neoliberalismo avanza y frente a lo que sucede en la extensión de la pobreza, es la que resuelve las cuestiones elementales. Hay que estudiar mucho por qué siempre se la trató de dominar. Los hombres sintieron siempre que era un peligro por la capacidad y la fuerza con que llevan adelante las luchas.

–En la actualidad, las mujeres se organizan masivamente para dar por tierra con el patriarcado y para construir una sociedad donde no existan diferencias entre los géneros. ¿Dónde más deberían enfocar esa militancia organizada?
–Las mujeres llevan acciones solidarias con mucha valentía porque sabemos lo que es luchar contra la dominación. Yo sueño que, en este período histórico, el movimiento de mujeres se organice contra la guerra. Nosotros estamos viviendo aquí una guerra de baja intensidad que nos va devorando el país de a poco, pero en otros lugares está la guerra real, con bombardeos. Hoy en día, la mujer tiene que oponerse a la guerra, luchar contra la OTAN y todo esto que viene sobre nosotros. Lo que se avecina, a veces llega de forma más callada, como el proceso de recolonización de América Latina. Pero en otros lugares del mundo, como en Medio Oriente, llega con la crudeza y crueldad de la guerra. No podemos tener otro siglo de genocidios.

–En nuestra región, venimos de una instancia de cooperación que enfrentó todos los mecanismos de dependencia que marcaron el siglo XX. ¿Considera que estos gobiernos que hoy finalizan sus mandatos, pierden elecciones o reciben golpes de Estado, dejaron más aspectos positivos que negativos en términos culturales, sociales y económicos?
–Estos últimos 15 años de nuestro Continente marcarán nuestra vida para siempre, porque vivimos un proyecto de integración que era la salvación para nuestros países y nuestros pueblos. Aprendimos a tener derechos, a ser solidarios, aunque no lo suficiente porque hay regiones más esquivas que otras a esa solidaridad. En países donde predomina la clase media, como en la Argentina y Uruguay, es más difícil que se entienda lo que significa ser solidarios con otros pueblos. A algunas regiones nos ha alcanzado mucho la vanidad y el individualismo feroz que nos inculcaron en el neoliberalismo. Nosotros respondimos humana y racionalmente a todo lo que hizo el neoliberalismo en su momento para que perdiéramos toda capacidad de solidaridad, de compañerismo, de pertenencia e identidad. Pero en general, en toda la región, nos rebelamos a todo eso y empezamos a construir un mundo que nos iba a permitir defendernos mejor, todos unidos, como soñaron nuestros héroes de la independencia frustrada.

–Entonces cree que esta etapa nos deja herramientas para afrontar el futuro…
–Sí, porque estábamos caminando un proyecto emancipatorio y eso es lo que nos alienta ahora. Tenemos que encontrar el camino de la unidad absoluta porque desde hace medio año estamos viendo 300 marchas por mes en la región y eso quiere decir que si nos juntásemos todos podríamos soñar con ver aquellas marchas del peronismo antes de que derrocaran a Perón. Dos millones de personas juntas convencen más que 100 mil. Lo demostró Ecuador, cuando el pueblo logró que se fueran tres presidentes que habían mentido –Abdalá Bucaram (1997), Jorge Jamil Mahuad (2000) y Lucio Gutiérrez (2005)–. Los corrió el pueblo por la calle. Ocupó todo Quito y no tuvieron más que irse. Estos años para América Latina no están perdidos porque hubo una cantidad de medidas que favorecieron a los pueblos y ahora, tras las derrotas electorales, ya estamos viendo el retorno de los pueblos a las calles. Lo vemos en Honduras, a pesar de que haya muchos muertos y cuyo símbolo es Berta Cáceres; estamos viendo a millones caminando en Brasil; a miles manifestándose en la Argentina. Estamos viendo una rebelión de los pueblos y no les va a ser fácil imponer su proyecto. Además, en el mundo se acabó el unilateralismo. Aparecieron Rusia y China, y si no hubiera aparecido Rusia hubieran acabado ya con Siria y ya estarían sobre el Líbano. También hubieran terminado con Venezuela. Rusia es un fenómeno que apareció para romper todo ese proyecto de que “ya no tenemos nadie que nos pare y arrasamos con el mundo”. Cuando empiezan las dificultades con los países árabes y asiáticos, Estados Unidos vuelve corriendo sobre “el patio trasero”, como John Kerry denominó a América Latina. Ahora quieren volver acá, sobre los recursos de nuestros países.

–¿Cree que el nuevo gobierno de Estados Unidos tiene un proceso de recolonización para América Latina?
–Siempre lo tiene. Pero les va a resultar muy difícil porque los podemos vencer si estamos unidos. A pedazos no vamos a ganar nada. El modelo central de esto son los frentes latinoamericanos. Tampoco sirve que nos unamos sólo en nuestros países. Nuestro objetivo tiene que ser avanzar en la unidad regional, así como también fortalecer nuestra identidad. No dejar que nos arrasen en la cultura. Tenemos que estar juntos en las calles de Argentina y de América Latina. Lo peor que nos sucede es la dependencia. Es allí donde tenemos nuestro barco varado. Nuestro Continente es una maravilla porque es el Continente de la resistencia. Tenemos 500 años de resistencia indígena, una resistencia heroica. También la resistencia en el siglo XX, que llevó a que nos metieran dictaduras por todas partes. Para imponerse, los norteamericanos tuvieron que provocar un genocidio en los países centroamericanos, y en toda América Latina. Además, hoy en día, es el único lugar en el mundo donde surgen nuevas ideas de resistencia. Acá surgió el pensamiento contrahegemónico básico. Desde 1823 venían ostentando la Doctrina Monroe y aquí surgió el bolivarismo como respuesta; en Cuba también había surgido el pensamiento martiano. Somos el Continente que más modelos de resistencia ha ofrecido al mundo. Frente a eso tenemos que recuperar el espíritu. Lo estamos haciendo. No les está resultando fácil imponer un modelo brutal, que en otros tiempos ya derrotamos en las calles, en las ciudades, en los montes… pero este neoliberalismo está pensado como una recolonización.

–En esa búsqueda de recolonizar la región, ¿cómo evalúa estos primeros meses de gestión de Donald Trump respecto de sus políticas para América Latina?
-Trump no está estudiado hasta el momento en profundidad. Él surge como uno de los tantos empresarios ultraenriquecidos y, en principio, empezó a romper internamente esa sucesión de republicanos y demócratas que prácticamente hacían lo mismo. Hablamos de Barack Obama y de Hillary Clinton con simpatía pero hicieron más guerras que George W. Bush. Durante su campaña Trump hizo promesas absolutamente incumplibles desde el punto de vista del propio sistema estadounidense, como el retiro de tropas. Por otra parte, su principal asesor es Jared Kushner, esposo de su hija Ivanka, uno de los más fuertes personajes del lobby israelí y de Estados Unidos, con un poder económico infinito. Kushner es parte del conglomerado empresario que conforma el Grupo Bilderberg. Estos empresarios tienen el verdadero poder y manejan la vida y la muerte en el mundo. Como no sabemos para dónde finalmente va a orientar su gestión es clave saber los pasos que quiere dar con nosotros porque cuando Trump decidió que Estados Unidos salga de la Alianza del Pacífico golpeó a Mauricio Macri y a Michel Temer, quienes tras asumir habían salido corriendo a unirse a ese bloque para romper el Mercosur y la Unasur. Entonces, Trump va a generar contradicciones que no vimos hasta el momento.

-Las maniobras que están realizando en Corea del Norte no son muy esperanzadoras…
-Por supuesto que no. Corea del Norte tiene derecho a tener una bomba atómica como la tiene Israel y como la tiene cualquiera. Lamentablemente hemos llegado al punto en el que todos se tienen que defender. La carrera armamentística es una desgracia para el mundo. Si Estados Unidos sigue preparando armas de avanzada, cualquiera de los países que está en su mira se va a rearmar. Entonces estamos en un juego siniestro en el que están poniendo a la humanidad al borde una tercera guerra mundial. De hecho, como dice el Papa Francisco, ya se está desarrollando en esta serie de guerras, invasiones, ocupaciones de países.

-¿Las agresiones a Siria son el centro de esta tercera guerra mundial?
-Es parte de esta guerra y es gravísimo el bombardeo a Siria porque Estados Unidos quiere que se vaya el presidente Bashar al-Ásad (hijo de Hafez al-Ásad, quien gobernó entre 1970 y el 2000), como pedía Bill Clinton, con la impunidad histórica que deciden qué presidente debe estar y cual no. Atacan a Siria, que era un país de avanzadísima, sus ciudadanos vivían en una gran cantidad de comunidades, y no tuvieron nunca una guerra civil. Esa es otra mentira que hay destruir para poder entender lo que está pasando ahora.

–¿Coincide en la idea de que Estados Unidos crea grupo terroristas, los financia, les da armas para desestabilizar gobiernos e intervenir en esas zonas?
-En Argentina nadie te informa que el ISIS fue una creación de la OTAN. El ISIS es una formación de mercenarios que utiliza para su trabajo en el terreno y ahorrar tropas. La mayoría de estos criminales ni siquiera son árabes. El concepto de Estado Islámico lo utilizan como un disfraz. El miembro del Estado Islámico que aparecía siempre en los videos degollando y que lo mataron era un ex oficial británico; otro que mataron era un ex oficial israelí. Son ellos quienes están al frente de estos grupos mercenarios. También los talibanes en Afganistán fueron una creación de Estados Unidos, Al Qaeda fue una creación de la OTAN. La Organización del Tratado del Atlántico Norte es la verdadera organización terrorista del mundo. Lo que está haciendo ahora en Medio Oriente, ya lo hizo en Europa cuando tenía ejércitos secretos que conformaban una red que perseguía a comunistas, a través de un plan conocido como Operación Gladio. En ese momento, el enemigo eran las Brigadas Rojas, como ahora es el narcotráfico y el narcoterrorismo. Estamos como en la guerra fría. Es un regreso a la guerra fría. En Afganistán lanzaron la “Madre de todas las Bombas”, pero Estados Unidos sabe muy bien lo que hay y lo que no hay en las cuevas que atacó. Ellos ocuparon Libia con mercenarios de la peor categoría del mundo, destruyeron totalmente ese país. Hacen guerras en cualquier rincón del planeta por los recursos naturales, posiciones estratégicas y el dominio del mundo. Mientras pasa todo esto, el único presidente que se atrevió a plantear en Naciones Unidos que la OTAN dejara de usar mercenarios porque era una tragedia sobre la tragedia de los pueblos que son invadidos y ocupados fue Evo Morales. Y Europa se negó a aceptar la petición del mandatario de Bolivia.

-¿Cree que Macri y Temer tienen legitimidad para avanzar con estos cambios en Latinoamérica?
De ninguna manera. Es la obediencia debida de los mayordomos del imperio. Temer surgió de un golpe de estado contra Dilma Rousseff y el gobierno de Macri es el producto de un golpe de estado pos electoral. En la Argentina, después de las dictaduras militares nunca se ha gobernado tanto por decreto ni se han vetado tantas leyes como ahora; también se están destruyendo los mejores programas sociales, culturales, educativos. Fijate la masividad que tuvieron las marchas de marzo. Tanto el de Temer como el de Macri son gobiernos que están destruyendo a sus países para que sean fácilmente colonizables.

-¿En este contexto, cómo salvamos lo que queda en pie de los gobiernos populares frustrados y los que con distintas dificultades siguen gobernando?
-Los procesos populares se van a salvar si cuentan con el apoyo de los pueblos, como sucede en Venezuela. Hay que seguir trabajando por más conquistas sociales. Hay que estar unidos y fortalecer el ALBA, que sigue sólida, y al resto de los organismos que se crearon en los últimos años. A nosotros, la presencia de la Unasur, nos salvó de muchos golpes. Cuando Evo Morales fue a la Unasur, el organismo intervino rápidamente para evitar un golpe contra su gobierno. También intervino rápidamente en Ecuador, no pudo hacerlo en Honduras porque es un país ocupado militarmente por Estados Unidos pero paró muchísimo lo que hubiera sido un golpe brutal. Debemos tomar consciencia de la necesidad de hacer una gran acción contra las guerras y por la paz, a nivel de todos nuestros países. Con la Unasur y la Celac estábamos demostrando que habíamos avanzado muchísimo, habíamos decidido que América Latina sea una región de paz y ahora estamos viendo que en nuestro país se están preparando las instalaciones de bases militares, que es lo último que nos puede pasar porque es una pérdida absoluta de soberanía. Hay que tomar una gran consciencia de la necesidad de la unidad cerrada que necesitamos en defensa de todo el conjunto de nuestra América que siempre ha sido resistente.

 

Trump y los medios

“En el caso de los medios de comunicación, no los enfrenta por lo que nosotros podríamos enfrentarlos. Los medios de comunicación estadounidenses fueron parte de las guerras coloniales de los últimos años. Esas guerras se construyeron a través de The New York Times y de Washington Post. Por lo tanto, creo que el nuevo presidente de Estados Unidos está creando contradicciones muy fuertes y no sabemos por dónde viene. Tiene asesores que son muy peligrosos y es un hecho insólito en la historia de ese país. Lo tenemos que estudiar día por día porque se define por los hechos que va produciendo a cada paso que da este personaje que puede acabar o salvar al mundo. Uno no lo sabe”.

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