20 de octubre, homenaje a Carlitos Cajade en el Coliseo Podestá de La Plata.
Ricardo Emmerich apela a una frase de Albert Einstein para empezar a recorrer la vida y el pensamiento del Cura: “Comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos que nuestra preocupación es mayor por los demás que por nosotros mismos».
Alejandro Apo, el hombre del fútbol y la literatura, empieza con uno de sus clásicos: «A las puertas del cielo, llegaron un día cinco viajeras. ‘¿Quiénes son ustedes?’, preguntó el guardián del cielo. ‘Somos —contesto la primera— la religión; la juventud —dijo la segunda—; la comprensión —dijo la tercera—; la inteligencia —dijo la siguiente—; la sabiduría’, dijo la última. ‘Identifíquense’, ordenó el cancerbero. Y entonces, la religión se arrodilló y oró; la juventud se rió y cantó; la comprensión se sentó y escuchó; la inteligencia analizó y opinó; y la sabiduría… contó un cuento».
Mario Cajade agradece a todos y, mirando a los pibes que colman la parte alta del teatro, elige una anécdota: “Nunca los traté mal a los pibes que te piden monedas en los semáforos, pero no era de bancármelos mucho… Entonces me dije: ya que mi hermano hace tanto por los pibes, a partir de ahora a cada pibe que me pare le voy a abrir la ventanilla, lo voy a saludar y le voy a dar una moneda. Un día, esperando una felicitación de su parte, le conté a Carli lo que estaba haciendo, y él me dijo: ‘Está bien que les des monedas a los pibes. Me parece bárbaro, pero de ahora en más vos tenés que luchar por las causas que hacen que el pibe esté en la calle porque si no te vas a pasar la vida entregando monedas’. Él no sólo cuidaba pibes sino que luchaba por las causas que hacen que el pibe esté en la calle”.
Con la frase del físico, el relato de las viajeras y la anécdota de las monedas, cada uno subrayó el sentido de su mensaje. También lo hizo dos días después, ya en el Hogar de 643, Carlitos Gómez, cuando en la misa por Carli dio su plegaria:
Han pasado seis años y estás presente.
Estás presente en la Iglesia a la que amaste y serviste con entera dedicación.
Estás presente en tu Obra, que sigue festejando navidades con los chicos de la calle.
Estás presente en los intelectuales que siguen dando la pulseada para cambiar este sistema.
Estás presente en los trabajadores que siempre quieren vivir de su trabajo con dignidad.
Estás presente en tus hijos, en todas las personas que amaste y que te amaron.
Porque estás en el eterno Presente, de Dios y de los pequeños, de los desamparados, que son los únicos privilegiados del Reino.
Porque, como decía (el sacerdote Rubén) Capitanio, “Carlitos vive en el Dios de la Vida, el Dios compañero de las huellas cotidianas de todos los caminos, el Dios hecho Hermano de todas y de todos”.
También hoy estás presente, hasta el encuentro definitivo en que tu sonrisa grande y tu guitarra simple volverán a ser la excusa linda para sentarnos a cantar en el Fogón de Dios.
Podríamos haber llenado esta revista con más testimonios, recuerdos, canciones y oraciones. Con los mensajes que escribieron en la red social Facebook Lidia, Ana Pilar, Yuliana, Lucho, Estela y Leda. O con lo que Miguel Ángel Gambardella nos entregó a la salida del teatro.
Pero en este número preferimos poner en primer plano a los adolescentes de La Plata y del conurbano bonaerense que se valen del teatro y del cine para expresarse ante una sociedad que los trata con hostilidad.
Además, presentamos los progresos de Yonatan, el vendedor de La Pulseada en Magdalena; nos internamos en el Hospital de Niños para dar una vuelta con su biblioteca ambulante; recorremos las luchas de tres pueblos de América Latina que hoy se replican en nuestro territorio; y nos detenemos en la poesía comprometida de José María Pallaoro y en la gran Violeta Parra, que fue capaz tanto de maldecir a la primavera como de darle gracias a la vida.
Contradicciones, anécdotas, relatos, sentimientos, historias y conocimientos que nos ayudan a buscar el sentido de las cosas.
