MÚSICA
Del grito indio
Martín Raninqueo y Diego Rolón
Churrasco Récords
La Plata – 2021
Por Pablo Spinelli
La dupla que conformaron Martín Raninqueo y Diego Rolón sorprendió con la aparición de un disco breve pero contundente. Cuatro temas en los que el cantautor de linaje mapuche explora desde puntos de vistas bien originales la historia de su pueblo. Pero sorprenden además por la elección del formato de rock crudo y duro para elevar esos gritos bajo el influjo musical que recae sobre el lomo del productor y multiinstrumentista Rolón. Del grito del indio es sucesor y a la vez contracara, por su extensión, de Vereda al campo, su último trabajo doble extralargo. Y prepara el clima para Mapuche, otra producción que se lanzará en junio.
Grabado en Churrasco Récords por el propio Rolón y Emiliano Navazo y con la participación de Guillermo Migoya en batería y el aporte en voces de Anahi Rayen Mariluan, el trabajo musical recae en completo sobre el guitarrista, quien además carga el bajo, algunos coros, los arreglo y la mezcla.
Del grito indio es la primera parada de la producción y se presenta en un formato que anuncia que lo que sonará es un power trío, con una batería bestial que como trueno anuncia una tormenta y se prolongará con un bajo machacón y una guitarra valvular que ofrecerá un solo mántrico hasta el final, con el que Rolón expondrá la velocidad de sus dedos. En este caso acompaña lo que puede ser oído como una batalla sangrienta entre indios infieles y cristianos colonizadores. El rock más crudo es el telón de fondo para ese choque en el que la voz de Raninqueo toma partido para llevar a un primer plano el poema del pampeano Juan Carlos Bustriazo Ortiz. “Yo vengo de las malocas, tu sable me empuja al fin”, anuncia el final de una vida mapuche, “… me entierras con tu fúsil”. E Invoca a sus “negros machis” que no rezarán palabras de amor.
Somos indios es una bajada hacia una balada que arranca acústica sin abandonar el plan rockero y se electrifica cuando crece en tensión. Se insinúa el despertar de un niño hacia su origen indio en una ciudad hostil y violenta que puede ser La Plata. “Mi abuela, la compañera de mi abuelo machi, miraba con sus ojitos de lluvia y rezaba en un idioma que no sabíamos qué era”, dice el cantante en medio de un drama familiar. El lamento de Anahi Rayen Mariluen acompaña de fondo a la voz de Raninqueo y crece hacia el final, cuando el autor se asume indio para siempre.
El derrotero de los indios de ciudad se profundiza y es más explícito en Mapurbe, donde el dúo musicaliza el poema del chileno David Aniñir Guilitraro, más conocido con el nombre que da título a la canción. Vuelve allí a crecer el rock más crudo con un estribillo inolvidable que coloca a esta canción al tope de la preferencia de este escucha. “Somos mapuches (con la ‘a’ acentuada) de hormigón”, exclama Raninqueo. “Somos de los que quedamos en pocas partes”, “Somos los hijos, de los hijos, de los hijos”, “Somos los nietos de Lautaro, tomando el micro para servirle a los ricos”, “La lágrima negra del mapocho nos acompañó por siempre en este santiagóniko wekufe maloliente”, dispara frases con reminiscencias a aquella lengua de su abuela de ojitos de lluvia. Y se anima para el remate a una especie de rap en una textura en segundo plano que le da a la canción un matiz especial y culmina con el grito desgarrador de Marchigüe (marri chi weu!!).
Un arranque digno de la “aplanadora del rock” o del viejo Manal prepara el ambiente para Raninqueo, el tema en el que Martín explora la historia de su bisabuelo Toki. “Empecé tarareando ‘en la mitad del pedernal’ y solita se fue armando. Una vez terminada vi a nuestro linaje en distintos momentos de nuestra historia. Raninqueo quiere decir: en la mitad del pedernal. Claro, luego está la mano de Rolón con el que logramos un disco de rock para ser honestos con lo que somos. El rock es el vehículo”, reflexiona Martín en una nota de vaconfirma.com.ar.
Del grito indio pude escucharse en Spotify y Youtube
