Revelación de un mundo
Clarice Lispector
Adriana Hidalgo editora
2004
Los libros de Clarice Lispector, la escritora brasileña de origen polaco que murió en 1977, no son clásicos ni son de ésos que se consultan todo el tiempo. Pero hay en ellos algo inquietante, como un sonido indescifrable que atrae la relectura; es más que disfrutar del estilo elegante de sus palabras: es sumergirse en las profundidades de una mirada tan misteriosa como hondamente terrenal. Lispector supo ser no sólo una de las narradoras más notables de Latinoamérica —La pasión según GH, novela de 1964, y Felicidad clandestina, cuentos reunidos de 1971, son algunas muestras de su ecléctica obra literaria—, sino también una periodista exquisita. Quizás la mejor selección de sus textos sea el libro Revelación de un mundo, una compilación de las pequeñas crónicas que escribió para el Jornal do Brasil entre 1967 y 1973. En ellas, Clarice despliega una primera persona que jamás se divorcia de sus lectores, capaz de hablar de los más variados asuntos —empleadas domésticas, amigos, hijos, la infancia, encuentros y desencuentros amorosos, de las comidas y de sus procesos creativos con la escritura— para hablar, en realidad, de los dilemas universales que atraviesa cualquier existencia: la inocencia, el amor, la angustia, los miedos, la muerte, la felicidad, el misterio. Fallecida a los 56 años y con una obra que aún sigue reeditándose en el mundo entero, la Lispector periodista no necesita ser grandilocuente. Es despojada, sencilla, descarnada y hasta juega con aforismos del tipo: “Pero existe la vida que es para ser intensamente vivida, existe el amor. Que tiene que vivirse hasta la última gota. Sin ningún miedo. No mata”.
Juan Manuel Mannarino