El malestar en la Cultura

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110-Malestarenlacultura3Actores y directores de teatro, ex trabajadores de la secretaría de Cultura, sindicalistas y especialistas escrutan el perfil de una gestión que cumple dos años: lo mega versus lo local; la “tinellización” en nombre de lo popular; las contrataciones secretas; la idoneidad de los funcionarios. Y hablan de la ausencia de un plan. Hombre de negocios, José Cipollone defiende su trabajo público: “La cultura se apoya como nunca”, dice. Radiografía de las políticas municipales en el área.

 Por Josefina López Mac Kenzie

Ilustración Juan Bertola

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Es una pena, pero la potencia literaria de Gabriel Báñez no pudo ser reemplazada en la editorial municipal, Oscar Jalil ya no hace del Malvinas un original centro de arte, Omar Musa esquiva las salas municipales a la hora de montar sus vigorosas obras de teatro y la destartalada Comedia local se deshilacha por los barrios mientras el Coliseo Podestá y el Pasaje Dardo Rocha resplandecen en el centro como teatros privados cada tanto cedidos a la comunidad.

Y es una pena, pero fuera del trazo grueso presupuestario no se conoce cómo se ejecutan los fondos de la secretaría de Cultura y Educación de La Plata, un ámbito timoneado por un abogado donde con frecuencia se entrevera lo estatal con lo independiente, lo independiente con lo comercial, lo variado con lo popular y lo voluntarista con lo estatal.

Muchos referentes de la cultura local cuestionan al titular de la Secretaría, José Antonio Cipollone, por administrarla con una lógica empresarial. Centros municipales de cultura en mal estado y sin identidad propia, actores mal pagos, manejos “a dedo”, despliegue de grandes recitales y muestras en detrimento del apoyo a la producción local, “funcionarios que no saben nada de cultura” y un crónico “lo atamo’ con alambre” son algunas vertientes del malestar que esta revista recogió entre fuentes del ámbito (ex empleados, actores y directores de teatro, sindicalistas y especialistas).

Balance

En mayo de 2011, cuando desembarcó Cipollone, hubo “muchos despidos, maltrato a empleados y persecución política”, resume un ex trabajador de la Secretaría señalado en 2011 en una marcha contra el entonces nuevo secretario—que llegaba para reemplazar a Iván Maidana— y luego echado. Hubo hasta una escena de acción: Cipollone y un despedido, a las piñas, en el Pasaje Dardo Rocha.

Dos años después, el Secretario se jacta de haber ordenado administrativamente la dependencia y defiende su hacer, en el que, asegura, caben todo y todos: “Tenemos el compromiso de ofrecer tango, cámara, ballet, folclore, rock, concursos de narrativa, conferencias… y que cada uno pueda elegir con qué se identifica”, define el Secretario al recibir La Pulseada en su oficina del Pasaje Dardo Rocha, que balconea al verdor algodonoso de la plaza San Martín.

“Tener amplitud, las puertas abiertas para toda la comunidad y todos los artistas —insiste— es la premisa que nos dio el intendente, que apoya la cultura de una forma como nunca antes yo la había visto. Y no lo digo por ser de la gestión: yo no soy una persona política; en la función pública estoy desde que está Pablo”, aclara, aunque su nombre llegó a sonar como candidato a diputado para las próximas elecciones… Antes de la inundación que cambió la historia de la ciudad.

El dinero no es un problema, cuenta. Aunque más del 70% del presupuesto del área se destine a Educación (un terreno que le deja al subsecretario, Luis Alberto Mamone), no se queja y busca “agudizar el ingenio” para obtener recursos extra (de Nación, Provincia y empresas). Es que el 30% restante no alcanza para sostener patrimonio edilicio y shows masivos si a la vez hay que invertir en desarrollo del arte local, que no necesariamente dejará ganancias. La Secretaría también tiene que mantener los “edificios de Cultura”, por lo que suelen apelar a partidas extra.

Cada mañana, cuenta Cipollone, lo obsesionan las paredes húmedas del Pasaje. El monumental edificio se pintó unas diez veces desde que él está, calcula, aunque sabe que se impone resolver lo estructural (techos, calefacción, ascensores, vidrios, bombas de agua, luminarias…). Por eso, en el presupuesto 2012 prometió elaborar un “plan estratégico” para “poner en valor” el Pasaje.

En el mismo documento, la labor del área se explica en difícil: “En tanto compromiso identitario a través de la búsqueda, el intercambio, el encuentro generacional y la construcción colectiva de un futuro común”. Y la cultura se conceptualiza con palabras que si antes sonaban fuertes ahora truenan: “Como un espacio desde el cual se deben reflejar y comunicar las políticas públicas llevadas adelante por el gobierno municipal”.

Este año, cuando habló ante el Concejo Deliberante, una semana después del aguacero mortal del 2 de abril, el intendente Pablo Bruera pidió ayuda para reencauzar la ciudad  y armar una nueva hoja de ruta. Pero en política cultural, como en otras áreas, esto era una necesidad previa.

Consultado sobre reclamos que afrontó en el último año de distintos sectores que le piden recursos y espacios, el Secretario respondió: “La cultura se apoya como nunca, lo importante es la variedad de propuestas. No nos limita nada. El balance a mi criterio es positivo. Después la evaluación final la da el vecino, el público”.

Variedad y modelo Coliseo

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“Tratamos de avivar el fuego en cada espacio y en la vía pública”, asegura Cipollone y enumera actividades “en museos, bibliotecas y centros municipales del casco urbano y de la periferia”. “Tenés a Felipe Pigna, Los Totora, Los Auténticos Decadentes, clases de ajedrez… El año pasado hicimos una convocatoria de bandas locales que fueran teloneras de Fabiana Cantilo o Spasiuk”, ejemplifica.

“He recibido cuestionamientos tipo ‘¿por qué traemos a Vicentico a Plaza Moreno y no llevamos 10 bandas?’. ¡La gente también quiere ver a Vicentico! Traemos a Calle 13. ¡Y está bueno que la gente pueda ver a Calle 13! ¡Una cosa no quita la otra! Nadie puede llamarse dueño de la cultura”.

La impronta que le dio al teatro Coliseo Podestá cuando lo dirigió, en el primer gobierno de Bruera (su única experiencia previa en terreno público), es su brújula. “Un teatro de todos donde hay de todo”, resume. Pero esa impronta es negativa para muchos teatristas, músicos e integrantes de centros culturales consultados —varios prefieren no ser nombrados, y se justifica cuando explican por qué—. Para algunos, simboliza la ausencia de un proyecto cultural. Para otros, la presencia de un plan equivocado: una idea de la cultura como abanico y gran vidriera que lejos de ser inclusivaesconde en lo “mega” el rechazo alo independiente, local, barrial.

Oscar Jalil, periodista cultural y ex director del Centro Cultural Malvinas, señala: “Vale todo lo mismo, Pachano… es la cultura de la tinellizaciónla que importa”(ver entrevista). A veces se trabaja con “esa mal entendida idea de lo popular, que es lo que a la larga te puede redituar en más votos, pero es un tiro por la culata porque no creo que muchos vayan a definir su voto por asistir a esos espectáculos, y en cambio todo otro sector que vive por y para la cultura no se siente identificado”.

“Al Coliseo lo abrimos en el ‘82 con esfuerzo de bailarines y actores, y hoy es un teatro privado, a juzgar por su programación —historiza Rafael Garzaniti, secretario de Cultura de la Asociación Argentina de Actores platense—. Hay una agresión simbólica. Se trata de un problema ideológico, de desprecio alevoso hacia el arte local”.

La programación 2013 mantiene el sello Cipollone. Aunque ante La Pulseada el Secretario garantizó que habrá lugar para artistas e instituciones de la comunidad, algo omitido en la conferencia de prensa de lanzamiento por “cuestiones de organización”.

Para el Podestá se presupuesta de las arcas municipales cuatro veces más que para todo el resto de museos, centros culturales y bibliotecas que dependen de la secretaría de Cultura (ver aparte).

Identidad y modelo Malvinas

“No todos los espacios se tienen que llenar de gente todos los días, sino cultivar una identidad propia”, plantea Jalil. Y ejemplifica con un festival y recitales de música contemporánea “de lujo” al que a veces iban 100 personas y otras, 20, y con las charlas que organizaba el grupo editor independiente Mil Botellas en las que “escritores grosos traían 20 personas, y para otros hubo que abrir las puertas y se llenaba también afuera. Pero a mí no me interesaba la masividad”, explica.

En cambio, “una vez iba a venir un trompetista que ponía el grabador y tocaba”, algo que “podés hacerlo en un bar”, y muchas otras “iba Maidana a las reuniones del Movimiento Evita y le decían ‘¡ah, qué lindo el Malvinas, donde nunca podemos hacer nada!’”. Pero “era un espacio de arte. Abierto. La gente iba a correr y se metía en las muestras. Tomaba mate en el patio. No era un espacio de alta cultura”, distingue.

En último tramo a cargo del Malvinas, Jalil no tenía apoyo económico —problemas por sueldos muy bajos y pago de horas extras— y hacía malabarismos para trabajar bien (como les pasa a muchos en la Secretaría). Pudo quedarse cuando se fue Maidana. Quizá hubiera podido seguir haciendo a su modo. A la gestión le da igual.

“Volví en septiembre pasado y la sala principal estaba dividida, y no con paneles sino tapiada directamente, para hacer 3, 4 muestras. Una aberración estética. Lo más lindo era la perspectiva que tenías cuando entrabas: una sola obra. Si armás tres salas para decir ‘tengo inauguraciones todas las semanas’ es una cagada. Como que no entendiste el espacio, el concepto. Y si llamás a una convocatoria abierta de artistas está bien, pero va estar hoy mi tía, mañana mi abuela. Y capaz que un día me entero de que hay una muestra buena… Cualquier lugar que quiera trascender o dotar de prestigio tiene que tener una curaduría”.

“Jerarquizar” es una palabra con mala prensa y “popular” es una palabra usada con mucha audacia. Pero Jalil entiende que en cada sitio debe haber cosas que no suceden habitualmente en otros lados. “Me parece bien que (la banda de covers de cumbia) Los Totora toquen cada 15 días en el Malvinas, pero pueden tocar en Plaza Moreno y es lo mismo. Y tampoco serviría si hoy Malvinas es el ejemplo de especificidad y lo demás no funciona —reflexiona—. Ahí también te das cuenta de que no hay un plan cultural”.

Centro y periferia, o el sueño de Omar

La descentralización cultural (mediante las delegaciones comunales —donde deberían funcionar las comisiones vecinales de cultura, por la vieja ordenanza 5545— y los espacios culturales alternativos) estaba contemplada en el presupuesto 2012 de la Secretaría. Sin embargo, Omar Musa, un histórico de la cultura local, berissense, dramaturgo, actor, integrante de varias asociaciones sindicales del teatro y la cultura, alguien que sueña con un esquema cultural con sello bien barrial (ver columna), lamenta que en los hechos sea imposible: “Se supone que la Comedia Municipales itinerante, que podés ir a un barrio, a la cárcel de mujeres, y esas personas tienen el mismo derecho que las que del centro, de ver la obra en las condiciones en que fue creada. Pero te encontrás con recursos técnicos muy pobres. No es de ahora: nunca tuvo equipamiento técnico para salir. Y es tristísimo. Vas a un barrio y ponés dos luces, y es como si estuvieras en el living de tu casa viendo una obra. El artista no se siente cómodo porque no está mostrando la obra como debe ser, y el público tiene que estar imaginando cosas que tendrían que estar bien reflejadas en el escenario”.

En general lo que llega a los barrios es el programa “La municipalidad móvil”, que no es específico de Cultura, y los shows musicales para aniversarios de localidades. Últimamente se contrató a “La princesita Karina” (festejos en Arturo Seguí); La Nueva Luna (San Carlos); Rubén Alippi y su Combo Latino, Los Colorados del Folclore, Los Javis, Jorge Vásquez y el grupo Somos Dos, junto a bandas de rock y payasos (Los Hornos).

Cuentan en algunas salas de teatro independientes que a veces los inspectores se ponen estrictos y no los autorizan si detectan “humedad”. Suena raro cuando el Pasaje tiene ese problema y se la pasa emparchándolo. Genera confusión la Secretaría cuando exige a los sectores autogestivos tener la espalda del Estado. Cuando trata al Pasaje como a una sala privada (“te invito a que recorras salas de teatro independiente, recorras éstas y compares”, respondió Cipollone a La Pulseada a propósito del estado del Pasaje). Cuando entiende lo independiente como a comercios (al frente de las habilitaciones está la Agencia Platense de Recaudación, no un ente con raigambre cultural). Y cuando incentiva propuestas comerciales como sinónimo de cultura.

Un pasaje hasta ahí

110-MalestarenlaculturaEl decreto de 1982 mediante el cual la Provincia le donó el edificio del Pasaje a La Plata fundamenta que el edificio es acorde para contribuir con “las inquietudes culturales” y el “tradicional nivel intelectual” de la ciudad. Pero no parece ser ése el uso más frecuente que se le da a la nave central del Pasaje.

Dos actrices independientes que dialogaron con esta revista califican de “absolutamente comercial” el uso típico del hall decidido por la oficina municipal de Cultura. Lo más común es que se llene de los famosos “mega eventos”. “El año pasado tuvimos (allí) alrededor de 800.000 personas viendo Iñaki, muestras de coleccionistas, exposiciones, Expo Tatoo, Expo Universidad, Expo Libro Universitario, Body Human, que vino en exclusiva a La Plata”, enumera el secretario.

“Human Bodies. The Exhibition” es una muestra de cuerpos humanos que según publicaron algunos medios suele ser cuestionada por el origen de los cuerpos expuestos. Se la ha llegado a acusar de lucrar con cadáveres de chinos condenados a muerte, algo que sus organizadores rechazan respaldados por documentos que atestiguarían la donación regular de los cuerpos para esos fines.

Cipollone dice que este modelo una forma de mover cientos de miles de personas. Pero que artistas locales lo podrían ocupar si así lo desearan. Omar Musa se ríe. “Nunca intenté. Pero supongo que te lo deben cobrar y muy caro, porque eso sí lo escucho —dice, y agrega—: Se ha ido profundizando un uso entre político y comercial que no está ligado a ninguna política cultural. He visto en los últimos tiempos ferias de moda que todos sabemos que no tienen carácter cultural. Es una política que se va imponiendo. No podrías vos desde la gestión diferenciar qué pasa en Buenos Aires con el PRO y qué pasa acá con Bruera”.

En mayo de 2012 se modificó una ordenanza (la 10894) para que ferias, exposiciones comerciales o industriales se puedan hacer también en el ámbito del hall central y la nave del Pasaje Dardo Rocha. En el Concejo algunos cuentan que la ordenanza salió después de algunas trifulcas que trajo la última cena de aniversario de Gimnasia y Esgrima de La Plata. Lo cierto es que la modificación fue una formalidad, porque ese inigualable espacio de la ciudad siempre se usa con ese criterio.

El año pasado —que registró varios reclamos, marchas y pedidos de reuniones de grupos artísticos—  además de las muestras mencionadas Cipollone patrocinó en ese espacio público una de las actividades que hace su esposa: la feria Expo@Diseño, que se desplegó en el Pasaje cuatro veces. “Una por estación”.

Producciones grandiosas

María Belén Paoli —candidata a concejal en la lista de Bruera en 2011— preside la sociedad anónima Producciones Grandiosas, de rubro diseño de indumentaria, decoración, gastronomía, que tiene deudas y cheques rechazados (sin fondos) en el Banco Central y deudas en Arba (en situación no alarmante). Dirige Expo Diseño. Y también en 2012 organizó, en el Malvinas, Expo Educa Regional La Plata, que interpelaba con el lema “Formate e informate” y versaba sobre “carreras de nivel terciario con salida laboral” y “opciones para crecer y ocupar el tiempo libre”.

Naturalmente, Expo Educa y Expo Diseño fueron declaradas de interés dos veces en el Concejo y una en la Legislatura. Según la web de Expo Diseño, la contadora de la empresa es Viviana Campanaro y el “asesor legal”… José Cipollone.

“Estas vertientes comerciales no son algo exclusivo de esta gestión —dice Musa—. Incluso con Maidana, que para mí es un compañero, te decían ‘levantamos toda la programación porque hay una reunión de médicos y visitadores. Honestamente, es porque dejan guita para la sala’”.

La estrategia de traccionar recursos hacia la Secretaría mediante el alquiler de los stands en el hall debería ser bien transparente, sobre todo cuando las ferias las organizan funcionarios con parientes y amigos —que se mezclan en consultoras, estudios contables y de abogados, y partidos de fútbol—, y cuando ellos dicen usar con “responsabilidad social” el dinero de las entradas para “comedores o instituciones sugeridas desde la Municipalidad”. Este estilo motivó en 2010 un pedido de informe del concejal Sebastián Tangorra (Frente para la Victoria Nacional y Popular), encallado en la comisión de Hacienda del Concejo.

“Hay una continuidad, más allá de los gobiernos, en la degradación del Pasaje. Es muy difícil trabajar ahí”, dice Musa. Pero hay “un clima cada vez más difícil y decepcionante”, agrega Jalil, para muchos que quieren trabajar bien en el Pasaje y día a día hacen milagros entre pocos recursos y funcionarios poco idóneos. Los más desconfiados entre los críticos a la gestión ven en el Podestá de hoy el Pasaje de mañana. Y ese futuro no les cierra. Hasta el viejo bar de 10 y 47 se transformó cuando dirigía el teatro Cipollone. “Tan ligado a la historia de la tradicional sala y a los platenses, El Coliseo sucumbió a la invasión de franquicias iniciada en los ‘90, cuando los locales comerciales perdieron su identidad para uniformarse según una ecléctica  decoración de ostentación y falso lujo”, analiza el periodista Lalo Painceira, autor de un libro en ciernes sobre la historia cultural de La Plata. En esa esquina ahora hay un moderno Runnie’s, Grill & Coffee, vinculado al grupo de empresarios de La Trattoria, que queda enfrente.

Secretos, contratos y la previa del tweet

Cuánto se gasta a ciencia cierta en los shows organizados por el Municipio para festejar aniversarios es uno de los grandes tabúes, como ocurre conel Instituto Cultural bonaerense. No se informa sobre estos gastos, aunque el Secretario dejó entrever que para esas actividades se consiguen fondos de otros bolsillos.

En noviembre pasado, Ramón Arteaga (edil del Peronismo Federal) preguntó al Departamento Ejecutivo cuál sería el espectáculo contratado para “el gran cierre que coronaría los típicos festejos de la ciudad en el 130° aniversario”: monto y formas de pago. La inquietud surgió después del primer mal paso que dio el Sistema Informativo Municipal. El SIM—ahora famoso porque desde su cuenta de Twitter la funcionaria Inés Busquets, cuñada del intendente, mintió que Bruera ayudaba en la inundación mientras estaba fuera del país—se apresuró a anunciar en 2012 un show “gratis” del grupo Calle 13, que generó líos.

La Coalición Cívica también preguntó, sin eco, acerca de los puertorriqueños y otras 12 contrataciones para aniversarios, “por la contracara que significan (…) en barrios que carecen de asfalto, luminarias, elementos en sus unidades sanitarias, maquinarias en sus centros comunales, cloacas, obras hidráulicas”. En los fundamentos de la solicitud se recuerda que cuando Bruera dejó el bloque oficialista de concejales “exigía a viva voz al intendente Julio Alak transparentar los gastos de su gestión”.

En una entrevista de 2010 a otro medio, cuando era director del Coliseo, Cipollone decía que en el área cultura, con la llegada de Bruera “es como que se despertó la ciudad”. Para Garzaniti es al revés: “¡Estamos peor que en los ’90! ¡Es un desastre! —dice—. No hay discurso cultural y el rumbo es contradictorio a los lineamientos del gobierno nacional en el avance de la democratización de la cultura —y ensaya un eslogan—: ‘La Plata, ciudad mercantil’.

Musa ve una continuidad en la falta de una “política clara”, sin importarlas gestiones, “salvo en la época de oro, cuando recuperamos nuestro gremio, la democracia, y se consiguieron cosas”. De hecho, Actores y Artistas Independientes acaba de conseguir algo inédito: al margen de la Comedia, Cultura va a pagar a 32 obras, todo el año, por obra un contrato más el 100% del bordereaux. “Es una situación rara. Compañeros han discutido mucho con él (secretario). Les ha dicho que no comprendía lo que era el teatro independiente y que si una cosa no da ganancias no se debía hacer. Pero hoy no sé si por la presión o por la etapa preelectoral, de golpe ha hecho cosas que otros no”.

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1 commentsOn El malestar en la Cultura

  • El encargado de Curtura Municipal dice:“Tenés a Felipe Pigna, Los Totora, Los Auténticos Decadentes, clases de ajedrez… El año pasado hicimos una convocatoria de bandas locales que fueran teloneras de Fabiana Cantilo o Spasiuk”,le falta agregar que trae al teatro a personajes fascistoides como el Baby Echecopar o permite usar el espacio del Pasaje Dardo Rocha para el negocio de las «Ferias de diseño»!. Cipollone es un caradura y típico exponente berreta de una gestión que nació como «Frente Político Plural para los Grandes Negocios de Todos los que sumen», sin tomar partido por nada que no sea una «buena oportunidad de negocios»; esta falta de honestidad y contenido es propender a una cultura de la imbecilidad, de la copia, de la «artesanía» de la repetición y la vulgaridad, sin jugarse por nuevas propuestas y nuevas ideas, sin riesgo. Una cultura que le esquiva el bulto a los graves problemas que tiene la ciudad Y EL PARTIDO DE LA PLATA, una «cultura» hueca de foralidades perimidas que esconde, ¡una vez más!, la rica historia de conflictos, cruces y resistencias que tiene La Plata, una cultura de la muerte. Otro ladrillo más en la pared de un cementerio.

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