Llegamos nuevamente al último número del año de nuestra revista. Una vez más, como hace 9 años, pese a que cuando nacimos parecía una utopía salir a la calle con esta publicación y los que dicen conocer de estas cosas nos aseguraban que, con suerte, íbamos a llegar a los tres ejemplares.
El concepto con el que vamos a terminar esta nota editorial no es solamente un concepto, un grupo de palabras, una idea o una frase. El concepto al que nos vamos a referir es para La Pulseada empujón, definición, norte, proclama, mandato… Punto de partida.
¿Pero cómo hablar de punto de partida cuando estamos iniciando el año en el que vamos a cumplir 10 años? ¿Cómo hablar de empujón cuando ya fue quedando atrás esa idea de que era una “locura” sacar un medio de comunicación gráfico en pleno derrumbe social, político y económico argentino? ¿Para qué buscar una definición si van 96 números de una revista que se reconoce como alternativa, social, popular y sin fines de lucro? ¿Hace falta volver a explicar que nacimos en una marcha que denunciaba que el hambre es un crimen y que nuestro norte es un país con infancia? Si es necesario insistir en la proclama que dio origen a la revista, lo volvemos a hacer público: nuestros amigos son todos aquellos que le hagan bien a la sonrisa de María, la Negri, mientras que nuestros enemigos son todos aquellos que tomen decisiones en contra de esa sonrisa que fue la primera tapa de abril de 2002.
Queremos agarrarnos de este concepto para pensarnos y comenzar el año como si fuese el primero. Volver a pararnos en esa “locura”, repetir nervios, ansiedad y ganas de salir a disputar, con los codos en la mesa y los puños apretados, la pulseada por una sociedad de iguales, sin arribas ni abajos, sin falta de viviendas, sin comedores ni hogares, sin derechos vulnerados, con chicos comiendo en sus casas y con sus familias.
Carlitos Cajade nos dio un mandato cuando una revista como la que ahora estás leyendo salió por primera vez de las máquinas de la imprenta Grafitos. Nos dijo que hiciéramos periodismo para frenar la inundación, para que no hiciera falta tirar más salvavidas en los barrios, como lo hacen los centros de día y el Hogar convivencial. A punto de cumplir diez años y entendiendo que tras la inundación queda el barro, elegimos terminar el año empezando. Arribar partiendo una vez más. Por eso el concepto con el que deseamos feliz año pertenece a Mariano Sasiaín, un chico que tenía iba a primer grado cuando nació La Pulseada. Ahora, con 16 años, este pibe que vive en el Hogar de Cajade desde los 9 y está dando junto a nosotros sus primeros pasos como periodista nos marcó el camino a través de los micrófonos de nuestro programa de radio: “El periodismo que me gusta a mí es el periodismo de barro… El periodismo salido desde abajo, el periodismo como el mío, el periodismo que sale desde los pibes de la calle, que no está intentando llenarse de plata, sino que está intentando que la gente aprenda lo que es tener al otro al lado”.
¡Hasta marzo!
