Rodrigo García
Estados Unidos – España
126 minutos
Muchos personajes con historias que parecen avanzar en forma independiente hasta que en algún momento se entrecruzan. Piezas dispersas de un rompecabezas que la magia del guión recién logra encastrar al final. Tal la fórmula que el director mexicano Alejandro González Iñárritu y su ex libretista Guillermo Arriaga llevaron en sus películas -“Amores perros”, “21 gramos”, “Babel”- casi hasta la saturación. Sin embargo, los filmes del colombiano Rodrigo García –quien suele trabajar con González Iñárritu como productor- demuestran que el esquema todavía puede seguir rindiendo buenos frutos. Sobre todo si está puesto al servicio de una narración bastante más sutil y mucho menos efectista. “Con sólo mirarte”, primer largometraje de García que tuvo amplia difusión entre nosotros, lo mostró como un realizador muy sensible para indagar en el universo femenino. Ahora, con “Amor de madres”, el hijo cineasta del autor de “Cien años de soledad” y Premio Nobel de Literatura se afianza todavía más en esa condición. Con un reparto de actores descollante, que incluye a Annette Bening, Naomi Watts, Samuel Jackson y a otros intérpretes menos conocidos pero igualmente brillantes, como Kerry Washington, la película la emprende contra aquel lugar común que dice que “madre hay una sola”. Karen (no puede superar el trauma de haberse desprendido del bebé que tuvo cuando fue adolescente), Elizabeth (desconoce quién fue su verdadera progenitora) o Lucy (desesperada por tener por la vía de la adopción al hijo que su esterilidad le niega), entre otras varias mujeres que forman parte de la trama, hacen evidente que la relación materno-filial puede asumir las formas más múltiples y dispares. Y que la sangre importa siempre definitivamente menos que el vínculo que seamos capaces de construir a través “del tiempo que pasemos juntos”.
Carlos Gassmann