En La Casita de los Niños, los chicos y chicas dibujaron al Padre Cajade, su obra y a ellos mismos
Y un día en La Casa de los Niños, del barrio Aeropuerto, se pusieron a dibujar al cura, a la Obra y a ellos mismos. Trajeron lápices, muchas hojas tamaño oficio y algunos números de La Pulseada, empezaron a buscar imágenes y leer textos.
“Estamos trabajando cuestiones de pertenencia de los pibes a La Casita, de conocer su historia, cómo se conformó, quién es el cura. Un día les preguntamos quién es Carlos Cajade, y entre todos hicimos como una lluvia de ideas, sobre la construcción de la figura de Carlitos”, cuenta Belén, una de las educadores que coordina a los chicos y chicas en las mañanas.
Poco a poco fueron saliendo respuestas de la boca de los pibes: “Él hizo la Casita”, “¿Y para qué la hizo?”, se les preguntó. “Para que mi mamá pueda trabajar”, “para que nosotros nos divirtamos”, respondieron.
Belén cuenta que los chicos se apropian del lugar. “Esta casita es nuestra. ¿Por qué? Porque la hizo Carlitos para nosotros”, replican. “Ellos desde el barrio, contaron quién era Carlitos, y nosotros desde el haberlo conocido o desde la historia, también. Se armó una construcción re interesante. Ellos reiteran ‘La Casita es nuestra. La hizo Carlitos para nosotros’”.
La coordinadora contó que al realizar los dibujos, los chicos primero copiaron al cura con la barba, pero que “se dibujan ellos también y también dibujan La Casita. Es un trabajo que tiene un montón de significados”.
Y agregó: “También trabajamos la grupalidad. Una vez dibujamos el barrio, ¿cómo es? ¿qué hay?. La escuela, la Casita, mi casa, la casa de mi abuela. Otra vez hicimos La Casita: en un momento la hicieron vacía. Y yo les pregunto: ‘Falta algo’. Y uno respondió: ‘Si, faltamos nosotros’”. // LP