En La Pulseada Radio sacamos del grabador embarrado de Mariano Sasiaín una entrevista que había quedado guardada hacía unos meses: un mano a mano con León. Un fragmento de esa charla distendida entre nuestro cronista del Hogar y el músico militante, grabada en el Coliseo Podestá durante un recital a beneficio de la Asociación Miguel Bru, pasa de audio a papel en esta página.
—León, ¿de qué se trata tu último CD, “Desembarcando”?
—Se trata de temas nuevos donde aparecen canciones como “Ella”, dedicada a mi madre, “El argentinito”, que habla del “facho” argentino, ése que unos lo tienen incentivado, otros escondidos y yo pisoteo todos los días; una canción muy personal que se llama “Mi estrella”; otra que habla de la integración, “Hoy bailaré”; otra con letra del Che Guevara y una que se llama “Bicentenario”, que hicimos con PorSuiGieco. Es un disco bastante interesante, que está muy bueno.
—Vos arrancás en la música metido en el rock…
—Desde chico hago folclore y rock. Cuando tenía 11 años tenía un grupo folclórico donde interpretábamos a Los Fronterizos, Los Chalchaleros, Los trovadores del Norte, Cafrune, Yupanqui y Mercedes Sosa. Y a la misma edad con un grupo de rock interpretábamos Beatles y Rolling Stones, y también hacíamos “La balsa”, de Lito Nebbia, “Muchacha ojos de papel”, de Spinetta y “Mañanas campestres” (de Almendra)… Todas canciones que comenzaban a salir en esos años. Con el grupo de folclore seguimos hasta los 17; con el otro, hasta los 18. O sea, siempre fui un adicto a la música y por supuesto sin fronteras. Y todavía sigo haciendo lo mismo, puedo grabar con Elpidio Herrera, que vive en Atamisqui, Santiago del Estero, y tocar con Bono en La Plata sin ningún problema…
—¿Cómo te tocó vivir la última dictadura argentina?
—Luego de estar preso en Córdoba y en Comodoro Rivadavia, de un par de atentados y de recibir amenazas de muerte, tuve que exiliarme, como Mercedes Sosa, Horacio Guarany, César Isella y tantos otros. Con mi mujer y mi hija vivimos en Colombia, Venezuela, Costa Rica, México, Estados Unidos, Italia, Inglaterra y España. En 1982 regresé a tocar en el interior de Argentina. Y a luchar por el advenimiento de la democracia acompañando a los organismos de derechos humanos. Desde ese año, el último tema de cada concierto se lo dedico a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.
—¿Qué sentiste cuando te tocó volver?
—En época de dictaduras militares, la Patria es tu familia… nada más. Yo no quería ni cantar el himno ni levantar la bandera: la dictadura genocida no me representaba, no era un país mío.
—¿Qué te parece el “voto joven”?
—El voto joven está perfecto, esta bárbaro que los pibes de 16 años puedan votar.
—¿Qué sentiste cuando Videla y otros secuaces finalmente fueron enjuiciados?
—Sentí que los derechos humanos eran una política de Estado, por eso respaldé mucho a este gobierno. Argentina en este momento es el país número uno en la lucha por los derechos humanos. Siento un orgullo grande de estar viviendo en democracia un gobierno que realmente se jugó por los derechos humanos.