La hermosa carta que escribió en 1975 el titiritero Javier Villafañe y atesora un restorán entrerriano.
Por Carlos Sahade
Fue titiritero, poeta y escritor. Nació en Buenos Aires en 1909. Viajó por nuestra geografía y por varios países con La Andariega, una carreta que hacía las veces de hogar y de teatro ambulante. En 1967, la dictadura de Juan Carlos Onganía censuró su libro Don Juan el Zorro, por lo que decidió irse a Venezuela.
“Toda mi vida fue buscar el lugar donde quería morir. Aún sigo viajando”, dijo Javier Villafañe en 1990, seis años después de haber retornado a una Argentina ya democrática y luego de haberse radicado en España. Al parecer, ya había encontrado su lugar para vivir. Al menos eso se desprende de una hermosa carta que escribió en 1975 y cuelga, perdida entre fotos y recuerdos de todo tipo, en la pared de un restaurante de Colón, Entre Ríos.
Mérida, 24 de noviembre de 1975.
Amigo Jorge Enrique Martí:
Te va a extrañar recibir una carta mía y escrita a máquina y muy larga. Aquí, en mi casa, está el querido Pepe Ruiz. Llegó el viernes por la mañana, hace cuatro días y se quedará hasta que tenga ganas de irse. Está con Lilián. El día antes yo estuve hablando con Lucrecia −Lucrecia es mi compañera y tenemos seis hijos− de uno de los pueblos más lindos donde viví haciendo títeres y ese pueblo es Colón. Una vez cuando llegaba a Buenos Aires después de un viaje muy largo por Europa y por Asia en un reportaje me preguntaron cuál era el país, la ciudad, el pueblo donde quisiera vivir, respondí: Colón, provincia de Entre Ríos. Siempre recuerdo Colón, ese Paraíso a la orilla de un río. Cierro los ojos y lo veo. Cerraba los ojos y lo veía. Quiero, mejor dicho queremos ir, Lucrecia, nuestros hijos y yo a vivir a Colón. Tener una casa en Colón, un teatro de títeres en Colón, un Museo de títeres en Colón. Trabajar en tu imprenta en Colón. Lucrecia tiene una casa en La Plata y la podemos cambiar por una casa en Colón. ¿Se puede conseguir una casa en Colón donde podamos vivir Lucrecia, seis niños, una perra, dos gatos y yo? ¿Cuánto cuesta eso? Te ruego que me contestes. Que me digas con cuánto se puede comprar o alquilar una casa. No importa que la casa no tenga una ventana para ver el río. Podemos ir caminando a ver el río. Pero la casa tiene que tener un árbol. ¿Vos me entendés? Aunque la casa sea solamente un árbol. Yo sé que a la sombra de un árbol en Colón pueden vivir maravillosamente una mujer, un hombre, seis niños, una perra, dos gatos y algunos amigos que quieran charlar y tomar vino. Quiero ir a Colón. ¿Me entendés?
Va un fuerte abrazo de
Javier Villafañe
1 commentsOn Colón, un “paraíso a la orilla de un río”
emocionante.. fui feliz de leerla.. conocí a Javier personalmente vino a la esc.10 de La Plata y como bibliotecaria.. ya no recuerdo el año.. tuve la oportunidad de charlar con él.. enfundado en su jardinero azul.. habló con lo niños dulcemente y con los docentes como un especialista..tengo ese recuerdo en mi corazón y en mi memoria cono un gran tesoro. Gracias por hacer que vuelva a disfrutarlo…