Familiares y amigos de la joven asesinada e integrantes de organizaciones de mujeres, partidos políticos de izquierda y movimientos sociales se reunieron ayer en 7, 45 y 46 para renovar el pedido de justicia por el crimen pero también con un reclamo nuevo: que el inmueble donde ocurrió el femicidio no vuelva a sus funciones administrativas “como si nada”.
Por Agustina Sarati
Se cumplió un mes más del crimen de Sandra Ayala Gamboa, ocurrido en 2007 en nuestra ciudad, y hubo una nueva jornada de lucha en el edificio de 7 entre 45 y 46, que las autoridades del Ministerio de Economía apuntan a reabrir. El sitio es todo un símbolo para el caso: alberga el horror del crimen pero también la militancia por su memoria y justicia. “Para mí es un refugio para hacer unas oraciones por mi hija”, le dijo a La Pulseada Nélida Gamboa, la mamá de Sandra.
La actividad comenzó a las 10 de la mañana, con una intervención artística en la fachada. “El nuevo mural se realizó con el objetivo de seguir fortaleciendo la memoria y el pedido de justicia que desde hace años se lleva adelante”, explicaron los organizadores, que después del mediodía montaron una radio abierta para dar lugar a distintas voces y difundir las novedades del caso.
Nélida explicó: “Decidimos cambiar el mural como una nueva forma de reclamo. Uno de los motivos que nos une hoy es que este lugar sea un espacio donde se pueda trabajar la violencia de género. Seguimos estando acá también para pedirle a la Justicia que siga investigando. Porque la causa está abierta. Hay gente que entró y salió durante los 6 días que estuvo Sandra adentro sin vida y que dicen no haber visto nada”.
Sandra, de nacionalidad peruana y 21años, entró allí para una entrevista de trabajo el 16 de febrero de 2007 y apareció violada y asesinada una semana después. Ahora que se cumplió un mes más de su muerte desde el Ministerio de Economía se propuso la reapertura del edificio. Hacerlo como si ahí no hubiera pasado nada es desconocer el valor simbólico y colectivo en la lucha contra las violencias hacia las mujeres, entienden las organizaciones que desde un comienzo acompañan a la familia y piden justicia por el crimen.
“Me llamaron desde el Ministerio de Economía, me citaron en el café Dardo Rocha y me informaron que ese lugar se iba a abrir y que no es justo que esté cerrado. Yo digo que seguramente no sea justo, pero ¿qué es más justo? Que mi hija haya entrado a ese lugar y me la entreguen sin vida… Para mí este lugar es un refugio, poder venir a hacer unas oraciones por mi hija. Si se abre, que sea un lugar para prevenir a todas las mujeres, que tengan una contención”, agregó Nélida.
Loreley Baumann, integrante de la Campaña Nacional Contra las Violencias hacia las mujeres, que también participó de la jornada por Sandra, le dijo a esta revista: “Invitamos a la comunidad a tomar real dimensión de las responsabilidades que tienen las instituciones respecto de estos hechos. El Estado, la Justicia, el conjunto de leyes, la Policía y quienes silencian son responsables de sostener una sociedad machista y desigual, donde parece que siempre debe haber alguien mejor que otro: varones que agreden a sus parejas, que cobran más que las mujeres, donde la mayoría de las mujeres son consignadas a tareas del cuidado de la familia y la casa y a ser ‘felices’ y ‘apropiadas’ en esos roles, donde hay varones que son fuertemente obligados por pares a esconder sus emociones para ser ‘verdaderos hombres’, etc. «.
«La Casa de Sandra -concluyó- es la casa pública que no dejará que la oculten regresando a sus funciones, será la casa y símbolo de nuestra ciudad donde nos encontremos quienes no nos resignamos frente a la injusticia”.