Vale la pena compartir fragmentos de la carta que Adolfo Pérez Esquivel le envió recientemente al presidente de los EE.UU.: “Estimado Barack: Te escribo fraternalmente para expresarte mi preocupación e indignación al ver cómo la destrucción y muerte sembradas en varios países en nombre de la ‘libertad y la democracia’ terminan justificando el asesinato y esto es festejado como si se tratase de un acontecimiento deportivo. Indignación por la actitud de sectores de la población de los EE.UU. y de jefes de Estado europeos y de otros países que salieron a apoyar el asesinato de Bin Laden, ordenado por tu gobierno. No buscaron detenerlo y juzgarlo por los crímenes supuestamente cometidos, lo que genera mayor duda. Los muertos no hablan y ante el miedo a que el ajusticiado pudiera decir cosas no convenientes para los EE.UU., la salida fue el asesinato y asegurar que ‘muerto el perro se terminó la rabia’, sin tener en cuenta que no hacen otra cosa que incrementarla. Cuando te otorgaron el Nobel de la Paz te envié una carta que decía: ‘Barack, me sorprendió mucho que te hayan entregado este premio, pero ahora que lo tienes debes ponerlo al servicio de la paz entre los pueblos’ (…) Sin embargo has incrementado el odio y traicionado los principios asumidos en la campaña electoral ante tu pueblo, como poner fin a las guerras en Afganistán e Irak y cerrar cárceles como la de Guantánamo. Nada de eso has logrado hacer; por el contrario, decides comenzar otra guerra contra Libia, apoyada por la OTAN y por una vergonzosa resolución de las Naciones Unidas, organismo que ha perdido el rumbo y está sometido a los intereses de las potencias dominantes. (…) El escritor Leopoldo Marechal decía que ‘del laberinto se sale por arriba’. Y creo, Barack, que después de seguir tu ruta equivocando caminos, te encuentras en un laberinto sin poder encontrar la salida y te entierras más y más en la violencia, en la incertidumbre, devorado por el poder de dominación, arrastrado por las grandes corporaciones, el complejo industrial militar, y crees tener el poder que todo lo puede y que el mundo está a los pies de los EE.UU. porque impone la fuerza de las armas e invades países con total impunidad. Es una realidad dolorosa, pero también existe la resistencia de los pueblos que no claudican frente a los poderosos. Son tan largas las atrocidades cometidas por tu país en el mundo que daría tema para largo (…) A Bin Laden, supuesto autor ideológico del ataque a las Torres Gemelas, lo identifican como el Satán encarnado que aterrorizaba al mundo. La propaganda de tu gobierno lo señalaba como el ‘eje del mal’ y eso le ha servido para declarar las guerras que el complejo industrial militar necesita para colocar sus productos de muerte. Sabes que investigadores del trágico 11 de septiembre señalan que el atentado tiene mucho de ‘autogolpe’, como el avión contra el Pentágono y el vaciamiento anterior de las oficinas de las Torres; atentado que dio motivo para desatar la guerra contra Irak y Afganistán y ahora contra Libia. (…) Aseguran actuar en nombre de ‘la libertad y en defensa de la democracia’ y tienen el cinismo de decir que la muerte de mujeres y niños son ‘daños colaterales’. (…) Vacías las palabras de contenido y al asesinato lo llamas muerte. Dices que por fin EE.UU. ha ‘muerto’ a Bin Laden. No trato de justificarlo bajo ningún concepto, estoy en contra de todo terrorismo, tanto del de esos grupos armados como del terrorismo de Estado que tu país ejerce en diversas partes del mundo apoyando dictadores, imponiendo bases militares e intervenciones armadas, ejerciendo la violencia para mantenerse por el terror en el eje del poder mundial (…) Estamos ante el simplismo y la hipocresía de justificar lo injustificable. La paz es un desafío a la conciencia de la humanidad y su camino es trabajoso. (…) La paz no se regala, se construye. Y eso es lo que te falta, muchacho: coraje para asumir la responsabilidad histórica con tu pueblo y la humanidad. No puedes vivir en el laberinto del miedo y la dominación de quienes gobiernan los EE.UU., desconociendo tratados internacionales, pactos y protocolos. Estamos ante gobiernos que no cumplen ningún acuerdo pero hablan en nombre de la libertad y del derecho. ¿Cómo puedes hablar de la paz si no quieres cumplir con nada, salvo con los intereses de tu país? ¿Cómo puedes hablar de libertad cuando tienes en las cárceles a prisioneros inocentes? ¿Cómo puedes hablar de los derechos humanos y la dignidad de los pueblos cuando los violas permanentemente? ¿Cómo puedes hablar de libertad cuando masacras a los pueblos de Medio Oriente y propagas conflictos interminables que desangran a palestinos e israelíes? El Nobel de la Paz es un instrumento al servicio de los pueblos, nunca para la vanidad personal. Te deseo mucha fuerza y esperanza. Y espero que tengas el coraje de corregir el camino y encontrar la sabiduría de la paz”.