Nota principal: ¡Hasta la victoria de la ternura, Alejo!
Escribe Lili, religiosa del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos.
A esta altura del tiempo y del espacio, Alejo ya sabe lo que siento y pienso de él… Quiero escribirles a su amada Julieta, a sus hijos, padres, hermanos, a su permanentemente nombrada familia de sangre y familia del camino de tantos años de compromiso y entrega. Soy Lili −para él, La Negra−, una de las monjas del MEDH. Compartíamos las tardes y los almuerzos de los martes en la oficina y, ese martes vino radiante, compartió su experiencia última en Ushuaia con el referente trabajador social Alayón y otro compañero jujeño que lo recibió tan calurosamente… se sentía en casa, no lo podía creer, la acogida en ese lugar y participar con esta gente en un panel… compartir con los muchos colegas en el sur de la Patria… Decía que poco tiempo tenían para conocer el lugar, ya que fue muy denso y rico el curso, y por eso madrugó una mañana y se fue solito por el Canal de Beagle… dijo: “Me volví a encontrar conmigo mismo… qué paz… tengo que volver con Julieta y mis hijos…”. Estaba feliz y en paz… él que siempre corría, que contagiaba sus nervios, su pasión, sus locuras, sus logros, sus broncas… tenía paz… “Soy feliz, soy un hombre feliz…”.
Ayer domingo me contaron de su PASCUA… gente necesaria, ¿a dónde te fuiste? Dolor, dolor inmenso…vino mi familia a saludarme, a excepción de mi sobrino, el resto de los míos lo conocía por dichos y obras (y saben de mi cariño, apoyo y admiración por Alejo y vinieron a calmar mi dolor): la operación de su sobrino del corazón, los rezos por la salud y recuperación del Nilo, los dichos de Tania (“Yo no soy cristiana, yo soy peronista”), la gran fiesta de sorpresa de los 70 de su mamá y siempre compartiendo fotos e historias… hasta esos rinconcitos de gente que no se conocían en persona llegaba su presencia… él tejía esas redes… con mi madre se mandaban artículos permanentemente, ambos felices con estos tiempos de Patria y Patria Grande… De los jóvenes del MEDH, héroes de Malvinas, privados de libertad, abuelos del Pami, Cine en Movimiento, facultad, Colectivo de Teología, juzgado de Morón, Colegio de Trabajadores Sociales… Lo sembrado no se va a perder… Nada se pierde de lo que se entrega…
Sabiendo de mi compromiso con el colectivo de derechos humanos Justicia Ya!, me preguntaba siempre cómo iban algunos juicios contra los genocidas en los que somos querellantes y, como el 18 de diciembre era la sentencia por (los crímenes cometidos en el centro clandestino) Vesubio, me escribió: “La vida siempre tuvo la ultima palabra”. Nos despedimos ese martes, diciéndole: “¡¡¡Alejo, nos vemos el sábado en la plaza!!!”; me contestó: “No, negra, tengo el cumple de mi hijita en la quinta de mi viejo y luego nos vamos rápido porque tenemos un casorio… Pero el domingo nos encontramos en el obelisco porque salimos campeones…”. Querida familia, ésta es una parte de la vida fecunda y simple de Alejo. Un abrazo enorme y agradecido.
Alejo querido de mi corazón, sos campeón con tu querido Racing; siempre con los sufrientes, decías. Sos un campeón de la vida brindada, ofrecida, comprometida, y se siente tu ausencia, por la fuerza y el amor tu compromiso. Desde donde estás con tus queridos Gauchito Gil, San Expedito y virgen de Guadalupe, sé, siento, creo, que seguís feliz, en paz, iluminando, protegiendo, amando a tu familia e intercediendo como tantos santos que como vos, con tanta vida, dan su vida por el pueblo. Estás, estarás presente en cada lucha que continuamos y en nuestro corazón. Gracias a la vida por conocerte.