En una semana, las casitas que funcionan en Barrio Aeropuerto fueron atacadas siete veces. Se llevaron hasta los pollos y provocaron serios destrozos. «Más allá de los daños materiales, lo peor es el golpe anímico porque son pibes que conocemos», dicen los trabajadores.
Una seguidilla de ataques a las casitas la Obra del padre Cajade que funcionan en el Barrio Aeropuerto tiene en vilo a quienes sostiene a diario los emprendimientos solidarios que ayudan a las familias de la zona dando contención, ayuda alimentaria y cuidado a los nene para que sus padres puedan salir a trabajar.
En una sola semana fueron atacadas al menos siete veces y el desánimo y la angustia se apoderó de los trabajadores, quienes saben que los atacantes son jóvenes de la zona, víctimas de las adicciones, muchos de los cuales pasaron por esos lugares cuando eran pequeños.
El Hogar de la Madre Tres Veces Admirable, fundado por Carlitos Cajade con el objetivo de trabajar en favor a la infancia desprotegida y vulnerable, se encuentra en un momento crítico en el que a la situación económica acuciante se suman estas situaciones que la golpean en lo más íntimo.
El primer episodio de la seguidilla ocurrió el domingo 4 de febrero a la madrugada en la Casa de los Niños «Madre del Pueblo», ubicada en 6 bis y 602. Los atacantes se metieron por el fondo del terreo, forzaron la puerta y se llevaron un televisor de 55 pulgadas.
Pero ese mismo día más tarde, cerca de la medianoche, ingresaron a la Casa de los Bebés de 4 entre 601 y 602. Comenzó en ese momento una seguidilla interminable que coloca a los trabajadores y trabajadoras en una situación tan angustiante que muchos han pensado en renunciar.
«Hace 25 años que estamos con la Casa de los Bebés. Nosotros recibimos a los niños del barrio a la mañana o a la tarde cuando, a contra turno de la escuela, no pueden estar con sus padres porque trabajan o cualquiera sea el motivo», dice Ezequiel Castro, vicepresidente de la Obra.
En los emprendimientos, de lunes a viernes se brinda el desayuno, el almuerzo y alguna colación. Eso implica que hay actividad de manera casi permanente, salvo de noche y los fines de semana, que es cuando se registran los robos. Con la seguidilla de ataques ya casi no queda nada para robar y a esta altura el daño mayor es el de los daños a los edificios y al ánimo. «Es más caro lo que nos han roto que todo lo que se puedan llegar a llevar», dice Ezequiel.
Después de esos primeros robos, los ataques siguieron en la Casa de los Bebés. Entraron al día siguiente a las 5.30, y a las 14, cuando la actividad cesó. Los ataques continuaron el miércoles de esa misma semana a las 4 de la mañana, el viernes a las 3.30 y el sábado a las 18.
Ventiladores de pared, parlantes y cuatro patacletas donadas por los internos de una cárcel, fueron parte de los objetos que se llevaron, pero en uno de los últimos episodios se sumaron los pollos y la carne congelada.
La tristeza invade a los trabajadores del lugar que tienen la certeza de que los autores son chicos del barrio que fueron cooptados por el consumo de drogas. “Algunos de esos pibes han asistido a las tres casitas de la Obra (además de la de Bebés y Niños funciona Casa Joven) y eso nos duele mucho más que las pérdidas materiales”, dice Ezequiel.
“Esos pibes están muy complicados con el consumo de paco, que se vende en el mismo barrio a la vista de todos los vecinos. Muchos vecinos también han sido víctimas de este tipo de hechos. Nos preocupa mucho la integridad y seguridad de estos pibes que se exponen mucho por robar muy poco. Es una situación muy complicada que excede la cuestión de la seguridad, sino que atraviesa la problemática de la salud pública ,la educación y los organismos de niñez, ya que estos pibes tienen sus derechos vulnerados hace mucho tiempo”, agrega.
Mientras las soluciones a largo plazo de esos problemas por ahora parecen no empezar a generarse, el barrio y los emprendimientos requieren medidas de acción directa que sirvan para prevenir los daños y atender el futuro de esos chicos. La zona es muy oscura, hay muy poco patrullaje y tampoco está muy urbanizada, por lo que la acción de la Municipalidad de La Plata y el Ministerio de Seguridad bonaerense es imprescindible.
“Estuvimos pidiendo reunión con autoridades del Ministerio de Seguridad para ver si se puede mejorar el patrullaje en la zona, al menos para cortar la racha de robos. Sabemos que eso no resuelve la cuestión de fondo, pero lo cierto es que cada vez que entran a robar causan mucho daño material y anímico sobre los trabajadores de estos espacios”, concluye Castro con tristeza.
Por el momento no han recibido respuesta a ese pedido de reunión con las autoridades.