Son los “amigos del alma” de Carli, los compañeros de la infancia. Es ese grupo de “jóvenes setentistas de Villa Argüello” que en el Hogar de 643 hacen lo que muchas veces no realizan en sus propios hogares: reparan y pintan las casitas. Ellos mismos lo admiten, pero aclaran que “¡¡¡Carlitos merecía más que un SACRIFICIO, un MILAGRO!!! Con ese espíritu, encararon la reconstrucción de la capilla del Hogar “sin modificar nada, como lo hubiera querido Carli, respetando sus paredes de madera y su techo de paja”. Sin embargo, aseguran que va a ser una tarea “faraónica”, aunque aclaran que esto es debido a “nuestras habilidades manuales”, pero encaran el desafío con orgullo: “eso sí, somos nosotros los que la queremos levantar”. Fueron ellos entonces los que hicieron, de las paredes de la vieja capilla, maderas de unos 20 centímetros en donde marcaron a fuego el logotipo del Hogar. Este “pedazo de historia” se vendió a 25 pesos para poder levantar la nueva capilla y se acompañó del siguiente texto escrito por uno de esos “amigos del alma”:
“Tal vez pienses que compraste sólo un trozo de madera.
Tal vez pienses que hiciste una obra de caridad que alivie tu conciencia.
O tal vez seas una persona comprometida que manifiestas tu amor al prójimo.
Tal vez todas estas cosas conjugan en tu acción.
Igualmente, sea cual fuere tu actitud, ¡GRACIAS!
Pero te digo que compraste un pedazo de historia. Esa madera que hoy llegó a tus manos cobijó una utopía.
Esa madera que hoy llegó a tus manos, escuchó rezos, escuchó llantos, risas, albergó esperanzas. Trató de proteger del frío, a veces del calor al que le dio vida. Porque aunque no lo creas, la madera que hoy tenés en tus manos tiene vida. Porque en sus entrañas nació el Hogar de la Madre Tres Veces Admirable. Porque entre las paredes de la que formó parte había una Capilla en la que el Padre Carlos Cajade le pedía a Dios por sus chicos, en las que pasó noches de insomnio pensando en cómo regalarles un mundo mejor, con más oportunidades, con más alegrías.
¡GRACIAS! Porque nos vas a ayudar a mantener intacto su recuerdo. Porque con tu apoyo reconstruiremos nuestra Capilla.
No va a ser fastuosa, será humilde como fue Carlitos, pero llena de fe y de amor. Porque así otros podrán seguir gozando y pidiendo a Dios como él lo hizo. Porque mantendrás viva su obra y tendrás como premio la sonrisa de un niño”.