Son 14 años de muchas sensaciones, de no bajar los brazos cuando en el medio está el compromiso con nuestros pibes. Por eso no hay mejor manera de festejarlo que brindarle un sentido homenaje el padre Cajade, pero también a quienes día a día le brindan un abrazo, un mimo a cada pibe que concurre a nuestra casita. Agradecer fundamentalmente a Ana que tiene una historia fuerte en nuestra Obra y sigue firme dándole su apoyo educativo a los chicos y, sobre todo, su amor. A Marcelo Blanco, nuestro trabajador social que día a día construye puentes entre la casita y las instituciones barriales y que todos conocen y quieren. También a nuestra querida Gabriela que con su torno y el flúor atiende las bocas de los chicos. A Jorge que con sus chacareras, zambas y escondidos aporta un respiro de disfrute con nuestros pibes. A Amalia y Celeste que sumergidas entre los cuentos, fábulas y leyendas hacen de la biblioteca un lugar mágico. A Loli que desde hace un tiempo les regala sus saberes y cariño a los pibas y pibes. No nos olvidemos de Horacio que siempre está predispuesto a todo, ni tampoco de Elsita que no para de limpiar. También a Julio que transporta todos los días a los chicos y chicas de la casita. Saludamos a Julieta, de las últimas en incorporarse, psicóloga del corazón que regala sonrisas. A los chicos de la Facultad de Trabajo Social que vienen desarrollando una tarea compartida con nuestros gurises sobre el derecho esencial de todo ser humano como lo es el de la identidad, con folletos de por medio. A todos los anónimos que desinteresadamente se acercan con pequeños pero enormes aportes. A los amigos incondicionales que siempre están: Tony, Ricardo, Maricruz, Dr. Cimin y Ana. A la cocinera Eli que así como nuestra querida Emilia, saca de la galera comidas nutritivas con condimentos de ternura y amor. A nuestros aliados barriales, las escuelas, los centros de salud y otras instituciones con quienes venimos desarrollando un trabajo colectivo y estratégico ya desde el año pasado y que si Carlitos nos ayuda desde arriba terminaremos con una jornada de cine en nuestra institución pero organizada por y para nuestros pibes.
En fin, la dignidad, además de los valores humanos, se nutre de agradecimientos cuando se debe y creemos que no nos podemos dar el lujo de no mencionar estas personas que nos acompañan en el desafío de ganar esta pulseada contra la injusticia, el hambre y la indiferencia, como siempre mencionaba nuestro Carlos Cajade. Nos vemos todos los días en la pulseada por un país de iguales, donde los pibes y las pibas vuelvan a ser los únicos privilegiados.
Romina Penayo, coordinadora de la Casa de los Niños Madre del Pueblo