No es el tiempo que pasa
Javier Maldonado
Estudios ION, Spector y Tolosa
Mayo, 2019
La canciones de Javier Maldonado tienen el suave encanto de las melodías amables y la poesía urbana, amorosa y melancólica. Un santo y seña que cautivan en las once canciones de su primer disco después de seis años. Según el propio autor ha contado, fueron escritas en geografías diversas que incluyen algunos territorios platenses que supo habitar: desde la zona roja a Altos de San Lorenzo, pasando por Meridiano V. Muchos de los temas son un viaje al pasado, una búsqueda que se declama desde el título mismo del álbum. No es el tiempo que pasa, pero evidentemente pasa y el cantante lo admite en algunos versos existenciales, aunque reniegue de que lo clasifiquen como “un caballo viejo”. Títulos como El cartero de la soledad, Todas las ventanas de ayer, Joven de antes, Se fue el amor o ¿Qué nos está pasando? refuerzan un registro nostalgioso que se profundiza con algunas letras: “Voy por los pasillos de los recuerdos, matando al tiempo que fue testigo de nuestro adiós” dice en La Alameda, la gran canción de apertura. A contrapelo de ese tono, es un disco que no entristece. Más bien todo lo contrario, gracias a melodías que contagian placer y arreglos de guitarra acústica y teclados con aires rioplatenses. Lo acompañan en el viaje Germán Giuliodoro y Fernando Glombovsky (gitarras), Federico Rodrigues (teclados), Guillermo Vera (saxo), Teodoro Caminos (bajo) y Eduardo Carreras (batería). Pero aparecen otros invitados e instrumentos como el violín de Martón Elter, el contrabajo de Kathrin Burer, el Bandoneón de Juan Casas y los coros de Isla Mujeres. Y el arte de tapa de David Sisso nos devuelve una imagen de Manuel Cascallar, el fotógrafo del rock platense.
Pablo Spinelli