Más de 60 cineastas participaron de forma espontánea en la producción que este 10 de julio se estrena en 25 ciudades de España y recorrerá el mundo. El 1º de febrero pasado, el tren violeta llegó a Madrid impulsado por un motor feminista, para frenar el proyecto del gobierno que restringe el derecho de las mujeres a decidir cómo y cuándo abortar.
Por Agustina Sarati
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“Este documental es una herramienta que a partir de ahora puede servir para que la lucha no se detenga y seamos capaces de cambiar esta reforma injusta que no beneficia a nadie”, relata Chus Gutiérrez, que junto a Pilar Aguilar, cineastas e integrantes de CIMA (Asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales), impulsaron esta idea gigantesca y colectiva que prendió en entusiasmo casi sin pensarlo. “Unos días antes de la manifestación decidí enviar un correo a todas las mujeres del mundo del cine que conocía, convocándolas a rodar una película colectiva. Eran las doce o la una de la madrugada, a las ocho del día siguiente ya habían contestado muchas de ellas uniéndose al proyecto”, recuerda Chus.
El Tren de la Libertad fue la expresión inmediata de rechazo a la ley planteada por el ministro de Justicia de España, Alberto Ruiz-Gallardón, presentada a finales de diciembre del 2013. El anteproyecto que propone la “Ley de protección de la vida del concebido y de los derechos de la mujer embarazada” se comenzará a tratar este mes en el Consejo de Ministros, tras lo cual quedará registrado en el Congreso de los Diputados para iniciar su trámite parlamentario. Se espera que dicho trámite dure entre tres y seis meses, de tal forma que a finales o principios de año la ley entre en vigor.
En este contexto, la película y las acciones que se hagan en la calle serán fundamentales para frenar la propuesta del gobierno del Partido Popular que restringe y endurece la regulación sobre el derecho a decidir de las mujeres.
El motor de la historia es la fuerza de las mujeres
Las manifestaciones en Edimburgo, Amsterdam, Roma, París, Bruselas y en otras partes del mundo, así como las concentraciones en Buenos Aires frente a la embajada de España construyeron un proceso que surgió de la solidaridad y de la participación en una lucha para no permitir que se vuelva atrás con los derechos ya conquistados por las mujeres. Entrevistada por La Pulseada, Gutiérrez agrega que “la película es un documento para entender cómo nuestros gobernantes actuales deciden cambiar leyes que funcionan por las presiones de la Iglesia y de la derecha más conservadora en contra de la mayoría, y al final el integrismo está en todas partes y no debemos engañarnos, la conquista de la libertad no termina nunca”.
—¿En qué creen que aporta este material a la lucha por esta causa?
—“Yo decido” es un documento importante para entender el problema al que nos enfrentamos si esta ley se aprueba. Hay muchos puntos de vista, muchas miradas alrededor de las consecuencias que puede traer la aprobación de esta ley: el aborto clandestino, la inseguridad física para las mujeres, la separación social entre las pudientes y las no pudientes para ir a abortar a países donde esta permitido, la inseguridad médica y sobre todo y lo mas trascendente, el recorte de libertad.
—¿Cómo fue el proceso de producción y los desafíos que encontraron?
—En ese momento todas sentíamos un profundo malestar por lo que estaba pasando y la respuesta fue contundente y masiva. Todas las mujeres convocadas querían participar y la idea se fue extendiendo como la pólvora. En una semana ya teníamos productoras, cámaras, directoras, sonidistas. En Madrid había 19 unidades, en cada uno de los transportes que llegaron a su vez había otras 12 unidades más. Hemos manejado más de 200 horas de material. El día de la manifestación se estableció un lugar común donde todo el mundo iba a descargar su material. Ya en montaje, el reto fue ordenar ese material para que en el momento de la edición se pudiera localizar con facilidad. La clasificación del material ha sido el proceso más complicado y difícil. Las montadoras hicieron una selección previa con el mejor material y todas las entrevistas. Se organizó una proyección y a partir de ahí se hizo un guión de trabajo que sirvió como estructura.
Un tren que camina
No hubo más que tirar la idea, pensarla, compartirla y ya se había convertido en realidad. Después del anuncio del ministro que significaría volver a poner la cuestión del aborto en la clandestinidad, se organizaron y actuaron. Dos organizaciones de mujeres de Asturias –Tertulia Feminista Les Comadres y Mujeres por la Igualdad de Barredos— comenzaron a caminar esta propuesta a la que se unieron miles de personas.
El recorrido comenzó en Gijón y el objetivo, llegar el 1º de febrero a Madrid.
Begoña Piñero –integrante de Tertulia Feminista Les Comadres— habló con La Pulseada: “Ni cortas ni perezosas decidimos ir a Madrid en un tren al que denominamos El tren de la Libertad, para registrar en el Congreso de los Diputados el manifiesto “Porque Yo Decido”. Se entregó al presidente del Gobierno, al presidente del Congreso, al Ministro de Justicia, a la Ministra de Igualdad y todos los partidos con representación parlamentaria. Begoña cuenta también: “Fue en una comida en la que nos reunimos mujeres de las dos asociaciones donde decidimos las líneas generales de la acción, reservar 150 plazas en un tren a la capital, lanzar la iniciativa a través de las redes sociales y redactar el manifiesto. A partir de ahí, todo vino rodado”.
La manifestación fue multitudinaria, la propuesta fue acogida rápidamente y había socialmente una necesidad de expresarse en las calles frente a estos hechos. Todo tipo de manifestaciones artísticas acompañaron la marcha y con alegría y firmeza se sucedieron a lo largo de la jornada asambleas públicas para tratar el tema, donde participaron decenas de organizaciones, asociaciones, partidos políticos, sindicatos, todos convocados por lo mismo.
Una lucha de los ‘70
El movimiento feminista desde los años 70 levantó las banderas de la liberación sexual al grito de “lo personal es político”. Decidir sobre qué hacer con nuestros cuerpos, con nuestra maternidad fue una lucha que cruzó el planeta. En España se producían 100.000 abortos clandestinos y como consecuencia de ellos entre 200-400 mujeres morían, según datos del Ministerio de Justicia.
Tras la aprobación de la ley de 1985, un grupo de profesionales comprometidos con el derecho a decidir de las mujeres, se formaron en la práctica sanitaria de aborto voluntario. Habilitaron centros que en principio fueron exclusivamente privados, hoy son concertados con la sanidad pública; con el objetivo de que en España las mujeres accedieran al recurso de aborto con total y absoluta garantía sanitaria.
A partir de la sanción de la ley de 2010, “por primera vez en España las mujeres pueden interrumpir su embarazo por voluntad propia, sin mediación de terceros y sin tener que acreditar que su situación está contemplada en un supuesto –cuenta Begoña, y agrega—: Esa es la principal diferencia de la ley de 2010 con respecto a la legislación anterior. Se reconoce la libertad de la mujer para decidir hasta las 14 semanas”.
Con la “ley Gallerdón” que se propone debatir las acepciones del aborto se reducen y la posibilidad de la mujer se restringe. Solo habrá dos: violación y “grave peligro para la vida o la salud física o psíquica” de la mujer. Serán, de nuevo, los médicos —con requisitos más estrictos que en 1985 y un procedimiento más largo— los que decidirán si ese peligro existe. La presencia de malformaciones fetales gravísimas no será motivo de aborto, aunque sí lo será el efecto psicológico que eso tenga en la embarazada.
—¿Cuál es el retroceso más significativo que se puede sufrir si se aprueba esta ley?
—Esta iniciativa es claramente una apuesta ideológica, tendente a considerar a las mujeres como incapacitadas para tomar decisiones sin tutela. Es una regresión sin precedentes en nuestro país en la libertad de las mujeres, es volver 30 años atrás.
Lo que está sucediendo en nuestro país, que el derecho de las mujeres a decidir por sí mismas es objeto de reformas y contrarreformas cada vez que un gobierno de distinto signo llega al poder. Es decir, es un derecho no consolidado sujeto a la ideología política del Gobierno de turno y no a los avances en derechos y libertades, ni siquiera en relación a los avances científicos admitidos y consolidados en otras partes de Europa. No olvidemos que esta ley nos niega el derecho a abortar por voluntad propia, y no olvidemos que por libre decisión han abortado más del 90% de las 118.362 mujeres que interrumpen su embarazo en nuestro país. De aprobarse la ley podríamos volver a vivir en nuestro país la situación propia de los años 70, ver de nuevo resurgir el aborto clandestino y el éxodo abortivo. No olvidemos que esta ley nos niega el derecho a abortar por voluntad propia, y no olvidemos que por libre decisión han abortado más del 90% de las 118.362 mujeres que interrumpen su embarazo en nuestro país.
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