La historia de la Obra del Padre Cajade podría resumirse en dos mitades partidas por un doloroso punto de inflexión: el fallecimiento del Carlitos en el año 2005. La primer etapa estuvo signada por la impronta del cura, su vitalidad, su fortaleza, su ímpetu y su presencia fueron suficientes no sólo para crear esta hermosa organización comunitaria, sino para impulsar su crecimiento por encima de los previsible durante las primeras dos décadas.
A mí me tocó incorporarme a la Obra en la segunda etapa, la post Carlitos, donde aún se percibía el dolor, el desconcierto, la angustia, y cierta sensación de orfandad por la pérdida de esa figura irremplazable. Pero lo cierto es que la Obra no se fue con el cura, sino que pudo sobreponerse a su ausencia, e incluso -quizás a un paso más lento- seguir creciendo.
Al cumplir sus primeros 40 años de vida la Obra sigue honrando a su fundador con el trabajo cotidiano de contener, asistir, acompañar, y sobre todo abrazar a centenares de niños, niñas, adolescentes y jóvenes desde sus cuatro casas de día, el hogar convivencial, y desde los emprendimientos productivos y artísticos.
Hoy la Obra no cuenta con una figura carismática como la del cura, que ya se encuentra entre los santos populares de las casillas de nuestros barrios. Pero sí cuenta con más de medio centenar de mujeres (mayoritariamente) y hombres comprometidos con la causa que supo iniciar el cura, que día a día ponen el cuerpo en condiciones que quizás no sean las mejores, pero lo hacen desde el más absoluto compromiso ético y político hacia esta maravillosa organización, y sobre todo hacia el cuidado y respeto de las infancias, objetivo central e irreductible de esta organización.
Es del compromiso social de estas trabajadoras y trabajadores del cual la Obra se nutre, se sostiene y sigue creciendo, a pesar de su ausencia invaluable. Y si bien no todos hemos llegado a conocerlo, somos muchos los que nos enamoramos de su “obra” y por eso seguimos aquí.
(*) Presidente de la Obra de la Madre Tres Veces Admirable, funda por Carlos Cajade