- Nota principal: Abrazar la política
Romina Palayo e Isabel Benítez son, desde hace años, las responsables de las Casas de los Niños y de los Bebés del Hogar del Padre Cajade, emprendimientos sociales ubicados en el barrio Aeropuerto. Desde la práctica cotidiana, analizan el resurgimiento de la militancia, observan esperanzadas el comportamiento de la juventud y cuentan qué cambió desde que comenzó a regir la Asignación Universal por Hijo.
Romina: −No sé por qué me pegó tan fuerte la muerte de Kirchner, pero al mismo tiempo me dio mucha alegría ver a los pibes entusiasmados con la militancia que nosotros perdimos, porque yo pasé mi adolescencia en plena dictadura, cuando todo era “no te metás”, “no hablés”, “no opinés”… Ver ahora a los chicos entusiasmados con la política y saber que nadie los va a secuestrar o a matar por tener ideas políticas me encanta. Y veo a mis propios hijos que empiezan a opinar de política, algo que antes parecía prohibido, algo tabú, sobre todo para los barrios. A lo mejor en los sectores intelectuales es más fácil mantener una postura política pero en los barrios donde estamos todos los días lo corriente es decir: “La política no me interesa; eso es para los demás”.
−¿Qué es militar?
Isabel: −Para mí es seguir un ideal. Nosotros siempre tuvimos el ejemplo de Carlitos (Cajade) y pese a que no lo queríamos idolatrar, aceptábamos lo que él decía a rajatabla. Con sus equivocaciones y sus errores, él era palabras mayores.
-¿Y ahora, sin Carlitos?
Isabel: −Para nosotros la militancia es seguir con su ideal, estar firmes en el espíritu que él nos dejó de la lucha, de los tropiezos, de seguir adelante, de retroceder un paso y avanzar dos pasos… Esa para mí es la militancia. Respecto del tema de la juventud con la muerte de Kirchner, yo digo: qué enseñanza nos están dejando los jóvenes, porque nosotros, durante la dictadura, nos relegamos un montón, y después no nos jugamos tanto, no participamos tanto porque nos cuesta más creer y nos cuesta más avanzar. Y ellos se recontra juegan. Hay una esperanza para el mañana. Hay un futuro mejor. Para mí la militancia es seguir adelante con un ideal, con virtudes y con defectos, y crear un mundo mejor.
−Si alguien se acerca a ofrecerles militar en alguna de las casitas de Cajade, ¿qué le dirían?
Romina: −Primero le agradecemos mucho si quiere animarse a ayudarnos. Después le decimos: “Quedate y no te vayas, no te arrepientas”. A nosotros nos encanta cuando nos vienen a decir que nos quieren ayudar; es bueno que te acompañen porque esto no es algo que lo hace uno y que otro no lo puede hacer. Sobre todo cuando vienen chicos jovencitos a mí me encanta porque son los que van a agarrar la posta cuando me jubile. Espero jubilarme pronto y espero que pronto no haga más falta venir a trabajar en estas casitas, pese a que es muy lindo porque es tanto lo que nos dan los chicos… Es más lo que te dan los nenes que lo que vos les podés dar, porque ¿qué les podés dar vos?
−Cariño, comida…
Romina: −Sí, pero eso es muy fácil con los chicos y ellos te devuelven tanto o más de lo que uno les da. Es espectacular. Es como que nosotros estamos en deuda con ellos porque que ellos reciban es natural porque les corresponde estudiar, jugar… Tener todo lo que ellos necesitan es lo justo, ¿no?
Isabel: −Cuando vienen los chicos muy flaquitos a la Casa de los Bebés, sólo con darles leche y estar atentos, en la semana aumentaron medio kilo. Es tan fácil… Las mamás la vienen remando y uno ante las necesidades se deja someter, o sea que no tiene ese ideal de lucha… Pero con tan poca cosa se puede… Si nosotros somos la posibilidad de que este chico pueda crecer para que el día de mañana pueda ir a una escuela normal, acá estamos y lo hacemos con mucho placer.
−¿Cuántos chicos atienden?
Isabel: −Sesenta.
Romina: −Cien.
Isabel: −Nuestro logro es que tenemos catorce chicos que van al Jardín, que antes era muy difícil. Es como que ahora les estamos pidiendo algo a cambio a las mamás: que registre a su chico que necesita ir al Jardín.
−¿Cambió algo con la Asignación Universal por Hijo?
Isabel y Romina: −Sí, muchísimo…
−¿Qué?
Isabel: −La ropa. Nosotros trabajamos con la mamá en los talleres y les preguntábamos qué podían hacer con la Asignación Universal y de repente esta mamá pudo comprar un celular, pero cuando lo tuvo en la mano y se dio cuenta de que no es una cosa imprescindible y de que cuando se termina el crédito se terminó, se volcó a lo que debía volcarse. Es una experiencia buena: ya sabe, pudo experimentar tener un celular, y ahora los chicos tienen zapatillas y pueden elegir el color de la ropa que les gusta y no quedarse con la que les podemos dar en la Casa de los Bebés. Se van, comparan, compran los útiles… Mejoró un montón el alimento. Nosotros nos damos cuenta con el tema de la leche: antes todos los días, una caja de leche para una familia. Hoy no, mejoró un montón. Ahora es muy raro que venga la mamá y te pida una caja de leche.
Romina: −Es espectacular. Los chicos vieron a sus mamás hacer la compra en un supermercado, que la mayoría de los nenes no tienen esa posibilidad. Hacen compras en el supermercado, eligen qué comer… La mayoría no registraba eso porque no había dinero para ir a hacer los mandados y si había un poco de dinero se trataba de comer en los comedores, en las casitas de día… El supermercado era algo inaccesible. Los nenes ven que las mamás pueden comprar, pueden programar qué cocinar, qué comer, sentarse a la mesa de la casa y comer todos juntos lo que eligieron comer… A mí me parece que es espectacular. Aparte de eso, viene acompañado de una exigencia que la misma Asignación Universal pide: libreta sanitaria completa, escolaridad… Entonces hay también un compromiso de la mamá de tener los documentos al día, ponerse la vacuna, no faltar a la escuela. Es como la dignidad que les faltaba a algunas mamás y a los nenes, que no veían eso en sus casas.
Carlos Sahade
