Los pibes del Hogar convivencial pasaron unas vacaciones de invierno de primera. Lejos de darle descanso a los más grandes, los enanos aprovecharon el receso escolar a full, y planificaron actividades para casi todos los días. Gracias a los educadores José, Julito, Lidia, Graciela, Olga y Miriam, y a la ayuda desde la administración que dieron Toti y Sofi, los chicos pudieron aprovechar a pleno. El primer destino fue la República de los Niños. Además de subirse a toda calesita, samba y juego que se les cruzó, los pibitos disfrutaron de paseos en bote y a caballo. Las chicas mostraron sus destrezas con los patines en línea, mientras los varoncitos se reventaban a risas en los autitos chocadores. El segundo viaje fue al Teatro Argentino, donde pudieron disfrutar de una visita guiada que incluyó el detrás de la escena, los vestuarios y una montón de secretos que se esconden en los pasillos del gigante de cemento. Dicen que a Danielito no lo podían sacar del escenario. ¡Es que el pibe tiene pasta! Luego le llegó el turno al Bosque, con dos paseos clásicos. Primero el zoo y luego la gruta, donde pintó un picnic al borde del lago, entre picaditos de fútbol, manchas y escondidas. Por último, las vacas se cerraron con una excursión al Parque Pereyra, donde los barriletes volaron tan alto que algunos, como el de Samuel, se quedaron enredados para siempre en la copa de un sauce. La cabalgata en grupo no faltó a la cita, y el retorno a casa se dio siempre con los cuerpitos cansados, durmiendo en la infalible Mercedes, para tranquilidad y risa de los educadores.