No tiene nombre lo que hizo Rodolfo Ferreyra, el diligente esposo de Romina, la coordinadora de la Casa de los Niños. Es que pese a todas las consultas que efectuamos, no pudimos saber qué es o al menos cómo se llama eso que se ve en la foto y que construyó a pulmón para seguridad de los chicos de la Casita. Muchas veces, sobre todo cuando pega lindo el sol, es usado para sentarse, charlar y tomar mate. No era la idea, pero está buenísimo y hasta al propio Rodolfo se lo ha visto allí en esas lindas tardecitas primaverales.