El encuentro tuvo lugar abril en Ensenada y hubo unas 100 participantes de distintos lugares del país. Acompañadas por decenas de criollas que fueron oyentes durante la última jornada, las mujeres originarias advirtieron sobre los problemas de sus comunidades; se proclamaron a favor de la libre determinación de los cuerpos y los territorios, contra la los saqueos que desestabilizan a la madre tierra y a favor de un próximo encuentro que reconozca a las 36 naciones indígenas.
Por Martina Dominella y Josefina Oliva
Fotos Luis Ferraris
“Acá nos damos un espacio de reconocimiento que el Estado nos niega (…) somos mujeres poderosas, fuertes y portadoras de una sabiduría”, expresó Moira Millán, weychafe (guardiana, protectora y guerrera del pueblo mapuche) y una de las organizadoras del 1er Parlamento de Mujeres Originarias. Un rato después explicará que la consigna que encabezó el parlamento #Nosqueremosplurinacionales abarca la autodeterminación de los cuerpos, los pueblos y los territorios y se enmarca en una lucha contra el capitalismo y por la construcción de otras formas de vida relacionadas con un Buen Vivir (Ver recuadro).
En el encuentro que se llevó a cabo el 21 y 22 de abril en el Polideportivo Municipal de Ensenada estuvieron representadas las naciones-pueblos ranquel, ava guaraní, guaraní, aymara, quechua, charrúa, pilagá, diaguita calchaquí, qom, wichi, mapuche, kolla, tonocote, mbyá guaraní, chana y zapoteca (de México). La mayoría de las mujeres viajaron durante horas o días desde Chubut, Río Negro, Jujuy, Chaco, Tucumán, La Pampa, La Rioja, Misiones, Formosa; también muchas se acercaron desde diversos puntos de la provincia de Buenos Aires. En sus rostros no se percibió el trajín de esos viajes extensos combinando distintos medios de transporte (muchas viven en lugares poco accesibles, a kilómetros tierra adentro de las rutas), porque la avidez por compartir, discutir, escuchar le ganó a cualquier cansancio. Algunas llegaron con sus hijos e hijas que jugaron en un espacio contiguo que es, en cierto sentido, una extensión del parlamento. Estar reunidas con espacio para la palabra y la reflexión es una materialización de su lucha que se podría decir que se gestó en la Marcha de Mujeres Originarias por el Buen Vivir en 2015.
Contra el extractivismo
Desmontes y bloqueo de ojos de agua para la construcción de rutas, contaminación de ríos y arroyos por actividad megaminera, entrega de bienes comunes a firmas transnacionales, privatización de caminos y territorios para la instalación de proyectos empresariales, muerte de animales por contacto con el cianuro y agrotóxicos, poblaciones enteras afectadas con enfermedades degenerativas, destrucción de reservas y sitios sagrados. Estos crímenes –que el parlamento pide identificar como “crímenes de lesa naturaleza” de carácter irreparable- se reparten a lo largo de todo el territorio argentino aniquilando fuentes hídricas, suelos, flora, fauna y el futuro de muchos pueblos. Por miedo a represalias, las mujeres no ponen nombres propios a estos criminales, pero años de luchas, reclamos e investigaciones ponen a las firmas Benetton, La Alumbrera, Barrick Gold, Midais, Compañía Minera Aguilar S.A, Sargent, Monsanto, entre muchas otras, en la lista de un avance que va la mano de la complicidad estatal.
“Desde la invasión del Estado a nuestros territorios todos sus intentos genocidas y de exterminio no han podido aniquilarnos ni silenciarnos. Somos mujeres originarias organizadas ante el llamado de la Tierra para resguardar nuestros territorios de las siniestras políticas extractivistas que enferman nuestros cuerpos territorios, depredan nuestra naturaleza, exterminan nuestras naciones, mercantilizan nuestra cultura y cosifican nuestras cosmovisiones”, sintetizarán las mujeres luego de dos días de parlamentar.
Contra la criminalización
Una a una, en ronda, las mujeres toman la palabra y expresan sus problemas y propuestas, que luego serán plasmadas en un documento unificado: “que la justicia tenga una perspectiva de pueblos originarios, que los jueces sean conscientes de a quiénes están juzgando”. Quien habla es Ivana Huenelaf, mapuche-tehuelche oriunda de El Bolsón. El 10 de enero de 2017, fue detenida y torturada junto a otras personas que habían acudido a brindar su ayuda tras una represión en la comunidad mapuche Lof en Resistencia Cushamen. El mismo lugar donde fue visto con vida por última vez Santiago Maldonado el 1 de agosto de 2017 -y donde aparecería muerto después de estar desaparecido 78 días- cuando la Gendarmería encabezó una salvaje represión contra las personas que cortaban la ruta para reclamar la libertad de su lonko, Facundo Jones Huala (Ver recuadro Los ojos…).
Ese día de enero, Ivana colaboró buscando a los animales de la comunidad que estaban dispersos y a los que encontraron camino a la estancia de Benetton. La Policía los persiguió a los tiros hasta reducirlos. Les iniciaron una causa por abigueato (hurto de ganado) y resistencia a la autoridad que aún está en trámite. “Ellos nos enjuician como quieren, arman causas, somos judicializados. Mi propuesta es que la Justicia empiece a trabajar en una perspectiva de pueblos originarios, llevar esto a los Tribunales. Es muy triste cómo nos enjuician, nos mandan las notificaciones de un día para otro. Yo vivo en El Bolsón y para declarar en la causa tengo que viajar 800 kilómetros hasta Comodoro Rivadavia, costeando el pasaje. Ahora tenemos prohibición de salir del país por orden de (el juez Guido) Otranto. Además, tengo que pagar $8.000 por gastos de secretaría y mis compañeros $38.000 por abogados, y nos embargan. Los jueces y fiscales vienen, te sellan, te enjuician y te sentencian sin conocimiento del territorio, de por qué seguimos la lucha. Y nosotros tenemos que aprender lo que es un fiscal, lo que es enjuiciar, lo que es un juez. Si yo me niego a eso soy rebelde y me busca la policía. Yo siempre tengo que estar a disposición, pero ellos no conocen nuestras cosas”, explicó Ivana a La Pulseada.
Las primeras en salir a reclamar
“Este encuentro es amplio y acá expresan las mujeres su problemática. Usualmente no se ve el trabajo de la mujer: desde el trabajo de su casa, el cuidado de sus hijos, el problema de pelear contra la minera o por un territorio. La lucha de la mujer es muy poco vista, siempre creemos que los hombres están al frente, pero las mujeres también son fuertes y luchadoras. Yo, como presidenta de una organización, tengo la experiencia de que a las mujeres no hay que convencerlas, cuando se plantea un problema y les afecta son las primeras en tomar una bandera y salir a reclamar, a protestar. Para mí la mujer indígena es así”. Cipriana Palomo habla lento y claro, explica que es presidenta del Consejo de Mujeres de la Federación de Comunidades del Pueblo Pilagá (primera agrupación en ser reconocida por el Registro Nacional de Organizaciones de Pueblos Indígenas), que reúne a 22 comunidades de Formosa. Cuenta que en su territorio el gran problema es la falta de acceso al agua y la salud: “en cada comunidad hay 40 kilómetros monte adentro y no hay agentes sanitarios, no existe la atención de un médico. Muchas mujeres mueren en el parto y muchos chicos mueren de desnutrición. Muchos chicos no tienen acceso a la educación, no hay escuela ni luz eléctrica. Y por eso tampoco se puede acceder a la Asignación Universal por Hijo – para cobrar, las familias deben acreditar los controles de salud y vacunación de los/as niños/as y su asistencia escolar-. Es un derecho, pero hay que salir a luchar por ese derecho”. Además, estos reclamos no cuentan con espacios de visibilización en la región: “No hay acceso a medios de comunicación en la provincia. Cuando vos pedís un derecho que te corresponde dicen que estás en contra del gobierno. Y no es así. En Formosa hay mucha persecución sobre la gente que habla sobre el derecho indígena, entonces la gente no sale mucho a protestar”.
Cipriana viajó con una producción de cestería de mujeres de su comunidad. Cada viaje que realiza una de ellas se aprovecha para favorecer el intercambio. Muchas de las indígenas de nuestro país son campesinas o son parte de la economía informal, ya sea como trabajadoras domésticas o con microemprendimientos. Por eso, otro de los reclamos que el parlamento visibilizó fue la puesta en valor y el posicionamiento en el mercado de los productos elaborados por las comunidades y la necesidad de condiciones óptimas para la preservación de materias primas (como los animales o las fibras vegetales), la pesca artesanal o el libre intercambio de semillas y su no privatización que posibilitan de prescindir de los trabajos de explotación.
“En la puna, donde los vientos son poderosos, donde se viven condiciones climáticas extremas, donde hay lluvia en un período muy corto -tres meses- y el resto del año es seco y árido, tenemos una pureza en nuestros alimentos y en el agua, que en este momento es un privilegio”, ejemplificó Mercedes Maidana, kolla que habita la Cuenca de los Pozuelos, en plena puna jujeña. En este marco la comunidad se dedica a la cría de llamas, vicuñas, ovejas y cabras aunque su producción “está condenada a estar en un mercado cautivo- explica Maida- , ya que no tenemos los sellos del SENASA para poder llegar a los mercados más rentables (…) quieren empobrecernos”.
Contra la violencia machista
El primer Parlamento de mujeres originarias se desarrolló al poco tiempo de un nuevo paro de mujeres a nivel internacional con la consigna del Ni una menos. El reclamo no es ajeno a las comunidades, que son atravesadas por la violencia representada a lo largo de la colonialidad, y que tiene como protagonistas a muchos de los hombres que se alzan como líderes indígenas. «Vivimos en un sistema donde el machismo también está presente en las comunidades. Es el momento para empezar a cambiar esta situación», expresó una de las mujeres durante la ronda. Y Cipriana Palomo agregó: “Hay problemas de machismo, maltrato y durante mucho tiempo se pensó que era normal. Esa mentalidad hay que cambiar, eso es violencia”. “Por eso apuesto a la juventud, a las mujeres jóvenes, a que esto cambie”, alertó.
Territorios sagrados
Raín Millán tiene 17 años y forma parte de la comunidad mapuche Pillán Mahuiza, que significa montaña sagrada, en Chubut, a 100 kilómetros de Corcovado. El reconocimiento de los lugares como territorio sagrado forma parte de la espiritualidad y cultura que las comunidades originarias defienden y que muchas veces es negada. “El lugar donde vivo es una montaña en la que antiguamente se hacían ceremonias, porque tiene oro y muchos minerales, que son energéticos, espirituales. Son tierras recuperadas, mi vieja en el año ´99 recuperó esas tierras”, transmite.
Raín se indentifica desde siempre como feminista e indígena y valora la importancia de estos encuentros que la hacen conocer las experiencias de mujeres de otras comunidades: “pelean contra empresas extractivistas, pelean contra una familia machista, porque viven el machismo en la sociedad, en su casa, en las calles, y eso te fortalece porque al mismo tiempo tienen fuerza para dar”.
«Vengo a unir nuestros ríos de resistencia con todas nuestras hermanas, las mujeres que sabemos criar y sabemos cuidar. Aquí nuestras voces y nuestros territorios van creciendo y nos vamos más reconfortadas sabiendo que la lucha es posible, que nos vamos a unir, y que tenemos la decisión de hacerlo”, dijo Mercedes Maidana durante la conferencia de prensa que tuvo lugar luego del encuentro.
Este primer parlamento dejó en claro por qué es necesario hablar de descolonización a más de 500 años de la invasión europea a nuestro continente. Y por qué en ese proceso las mujeres son protagonistas en un camino que está atravesado por la despatriarcalización de los cuerpos y los territorios.
Por un encuentro plurinacional en Trelew
Durante el parlamento se lanzó la Campaña por un Encuentro Plurinacional de Mujeres en víspera del 33º Encuentro Nacional de Mujeres (ENM) que será en octubre en Trelew y para el que se esperan más de 60 mil participantes. Si bien en cada edición del ENM hay una taller de pueblos originarios, uno de los objetivos que persigue esta campaña es que lo plurinacional atraviese todas las actividades. Por eso se exigió que se garanticen “condiciones para la participación de las hermanas, que se considere traductores para las distintas lenguas y que se contemple la espiritualidad”.
En armonía con la naturaleza
El Buen vivir se presenta como una visión integral para pensar la vida, que proviene de los pueblos originarios andinos del centro de América Latina, e invita a vivir bien en armonía con la madre Tierra, por eso se planta contra el extractivismo y el saqueo del capitalismo de los recursos de la naturaleza.
“El Buen Vivir lo hacés en el territorio”, explica Ivana acerca de uno de los ejes que aparecieron en el parlamento. “Ninguna de nosotras puede desarrollarse sin el territorio, donde podés plantar y tener tus animales (tu alimentación), ése es el buen vivir, con la naturaleza, con los elementos que tenemos. No es sólo para los pueblos originarios, es para todos”.
Un manifiesto que surgió del diálogo
Al caer la tarde del domingo las mujeres consensuaron los temas que luego conformaron el documento final. Entre los puntos más importantes que resaltaron se encuentra la necesidad de visibilizar la violencia machista y patriarcal, señalando la existencia tanto de femicidios como feminicidios. Los primeros generados por la “colonialidad machista”, los segundos por “asesinatos cometidos por las empresas transnacionales saqueadoras y contaminantes que están arremetiendo contra la vida de la tierra y nuestros cuerpos: violándonos, mutilándonos y asesinándonos”.
También resaltaron la fortaleza que poseen como mujeres portadoras de sabiduría, en cuanto al desarrollo de sus economías regionales, las formas de alimentación y el intercambio de semillas, y la medicina que arrastran de sus ancestros. Reclamaron por una educación soberana contra toda política educativa colonizadora, y por el derecho de los Pueblo indígenas al libre ejercicio de las prácticas espirituales y culturales.
El documento completo se puede ver en las notas de www.facebook.com/PMOriginarias
Los ojos de Santiago y Rafael
El año pasado sucedieron dos hechos emblemáticos que dieron visibilidad a las problemáticas de la causa mapuche, a pesar de que la lucha por la defensa de sus territorios viene de mucho tiempo antes. Primero fue la desaparición seguida de muerte de Santiago Maldonado en el marco de la salvaje cacería llevada a cabo por la Gendarmería. Después fue el asesinato de Rafael Nahuel, el joven de 21 años fusilado por la espalda el 25 de noviembre, en el marco de la represión que desató el grupo Albatros de Prefectura Naval Argentina, cuando desplegaban un operativo de desalojo en Villa Mascardi a miembros de la comunidad Lawken Winkul Mapu.
Ivana Huenelaf, en diálogo con La Pulseada repasa esos hechos y expresa: “A raíz de Santiago lan, -lan es cuando uno se va, como decimos nosotros- se pudo visibilizar más, pero nuestra lucha comienza ancestralmente, y con muy poco conocimiento. La marcha de mujeres originarias en 2015, el Foro de mujeres originarias el año pasado en Bahía Blanca, ahora el Parlamento, se está visibilizando muchísimo. Seguramente hayan sido de ayuda los ojos de Santiago. Mucha gente me ha dicho ‘pudimos ver el problema de lo que era el territorio y lo que era un mapuche’. Y hoy también llevamos lo de Rafael lan que ya son seis meses y no han trabajado en la investigación, y claro está que está todo parado” (…) “Si nuestra represión se hubiese viralizado, se hubiese dado a conocer un poco más, quizás hoy los tendríamos a Santiago y a Rafael, porque la gente se hubiese organizado más o creído más, porque gracias a Santiago se ve que mucha gente se enteró. La comunicación ha sido una ayuda fundamental para que nosotros podamos estar acá y visibilizar los problemas del pueblo originario y sobre todo a mí, que me toca, del mapuche”.
1 commentsOn 1° Parlamento de Mujeres Originarias: “Plurinacionales nos queremos”
Expresar su adhesión, mes de agosto, a la Conmemoración Memoria de las Víctimas
Contaminadas con Plomo-Norte argentino
Holocausto: recordar es dignidad humana. Abra Pampa-Jujuy- Pueblo contaminado, pueblo olvidado
Este mes de agosto sea la Conmemoración Memoria de las Víctimas Contaminadas con Plomo, el mayor caso hasta ahora conocido de genocidio del norte argentino. No podemos olvidarlo, porque entonces estaremos abriendo la puerta de par en par a una nueva ola de la vileza, el odio, el racismo, la xenofobia y la maldad, que está ahí, agazapada, siempre dispuesta a amenazar a la dignidad humana.
Por eso es muy importante que desde las instituciones públicas se hagan esfuerzos para mantener vivo el recuerdo y se eduque a las nuevas generaciones sobre las monstruosidades que genera la complacencia a la contaminación con plomo.
Pachamama-La injusticia dondequiera es una amenaza a la justicia en todas partes.-
El Estado Argentino marca el Genocidio más grande de América del Sur por su
criminalidad mediante una planificación estratégica y táctica, racionalidad y distribución de roles a fin de explotar y saquear los recursos naturales en el Norte Argentino, alias “Siberia Argentina”, un producto bio-social. Mediante la contaminación atmosférica, contaminación del agua y contaminación del suelo. El daño que produce el plomo es mayor cuando su absorción es lenta, casi invisible, sin signos y síntomas evidentes en la primera etapa, pero con graves consecuencias posteriores. Al hombre lo han esclavizado al trabajo en las minas, a la mujer la han prostituido, afectan a la fertilidad, a los niños lo han idiotizado. Sus ganados camélidos son reducidos a tiros de bala o destrozados por perros adiestrados; así como el agua contaminada afecta a los cultivos. No tienen un hospital para tratar la contaminación con plomo, tampoco hospital de niños ni maternidad infantil. El analfabetismo sigue estando vinculado al hambre, la pobreza y la exclusión. No tienen educación infantil ni universidad nacional. Son analfabetos, que no tienen acceso a las fuentes del conocimiento y son incapaces de producir nuevos conocimientos; como resultado de un genocidio argentino que premeditadamente olvida los principios fundamentales de vida de la Constitución Nacional, y leyes: de educación, de protección integral de los derechos del niño, niña, adolescente y familia; y otras.